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Más allá de la traición

A propósito de las múltiples declaraciones del Secretario General de la OEA, de las resoluciones del “Grupo de Lima”, de la Comunidad Europea y de las restricciones que el gobierno americano ha impuesto a sus nacionales y a sus residentes no nacionales para no comercializar con Venezuela; los voceros del gobierno, del usurpador para abajo, han propagado la idea de que quienes manifiesten su conformidad con tales acuerdos o resoluciones son reos de traición a la patria.

Ya hace algún tiempo escribí que la traición a la patria solo se tipifica cuando “cualquiera…de acuerdo con país o República extranjera (enemigos, grupos, asociaciones etc.) conspire contra la integridad del territorio de la patria o contra sus instituciones republicanas”, incurre en el delito, por lo que quienes nos hemos manifestado de acuerdo con esas declaraciones estamos lejos de ser reos del delito que se nos quiere imputar, puesto que ni conspiramos contra la integridad territorial ni contra las instituciones republicanas.

También he señalado que las pretensiones de convertir a Venezuela en un “estado comunal”, como lo pretendió el difunto en su proyecto de modificación de la constitución el año 2007, que fue rechazado por la mayoría, sí configura una conspiración contra “las instituciones republicanas”, como también lo son las pretensiones en el mismo sentido de la írrita ‘asamblea nacional constituyente’ que incluso eligió sus miembros contra el principio “republicano” cada ciudadano un voto, dando fuerza electoral al voto comunal que atribuyó a muchas personas más de un voto.

Para saber si estas acciones configuran el delito de traición a la patria habría que establecer si la pretensión de cambio de las instituciones republicanas se ha hecho “de acuerdo con un país o República extranjera”. Desde luego no será posible encontrar un tratado escrito y firmado con las rúbricas de Chávez Frías, ni del usurpador Maduro, ni de Cabello, ni siquiera del difunto Alí Rodríguez que fungió de embajador en Cuba. Normalmente esas cosas no se escriben.

Son los hechos los que los comprueban. ¿A donde fue Chávez cuando lo sobreseyeron? ¿Quién fue el invitado más prominente a su toma de posesión? ¿Quién fue la voz que clamó por su reposición al cargo renunciado cuando los sucesos de abril de 2002, invocando que podría “inmolarse”? ¿En dónde murió? ¿A dónde recibió instrucción política cuando tenía ‘reposo’ en su ‘trabajo’ en el Metro? ¿Hay o no elementos del ejército cubano en Venezuela casi desde la toma de posesión el 2 de febrero de 1999? Y finalmente ¿a dónde viaja el usurpador Maduro cada vez que la situación se torna delicada? Hay más.

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