Marginalidad
La ideología oficial controla íntegramente el proceso científico nacional y discrimina a su capricho las áreas de investigación. Como resultado, aísla a los investigadores de sus pares del exterior y también desvincula a las instituciones tecnológicas de los sectores productivos del país. La tecnología como vector para la competitividad de nuestra agroindustria y manufactura se ha hecho prácticamente inexistente. Añadiendo los desincentivos propios del régimen, nuestro aparato productivo envejece, mientras los vecinos, Colombia, Perú, Chile, entre otros, mediante procesos intensos de creación y transferencia de conocimiento, transforman sus productos de exportación en poderosos competidores a escala mundial.
Nuestro atraso se profundiza. La ignorancia lleva demasiado tiempo en el puente de mando. Se hacen llamar Socialistas del XXI, pero son decimonónicos, al igual que Zamora consideran más importante repartir tierras que producir conocimiento. El sustrato es de barbarie. Basta recordar aquella cadena del finado eterno, en la que instaba a los investigadores a salir de sus laboratorios e irse a los barrios a hacer sus experimentos. No es difícil entender por qué Venezuela –ahora una entelequia a la que llaman “Patria”- se aproxima a la condición de país marginal del continente.
Estimado Ramón,
Comparto plenamente el contenido de su breve texto. Pero se ha quedado corto en la denuncia. Por más que muchos personeros del gobierno, informados o no, hablen de las bondades e importancia de la Ciencia y Tecnología, no existe libertad de investigación en este país. Y la libertad académica en las Universidades está siendo coartada, atacada y restringida. Esa libertad no puede ser separada del mismo concepto de libertad en cualquier sociedad en cualquier país. Sin libertad no puede existir paz ni diálogo. Aquélla precede a éstos.
Dirán que se han dirigido millones de bolívares en promover Ciencia y Tecnología, proyectos de investigación, etc., pero la mayoría de las proposiciones de investigación son repetitivas y no originales, así como la baja calidad de las mismas. Además, están convencidos de que solamente la investigación aplicada es la buena y la que le conviene al país. Es otra señal del «cortoplacismo» que obnubila a esta gente.