Manejo patriotico de un crimen
No hace falta ser chavista o demócrata para condenar el crimen perpetrado contra el diputado Robert Serra que conmovió a todo el país por igual. No fue este un crimen mas sino la descarga de esa atmosfera de odio social y político sembrada en Venezuela desde hace años. Este asesinato cargado de odio fue rechazado por la sociedad venezolana completa y no puede ser utilizado para profundizar la herida social colectiva sino para superarla en beneficio de todos. En unas circunstancias así es cuando el humanismo de un país tiene que hacerse sentir rechazando el hecho llamando al amor y la paz. No puede la oposición utilizarlo como instrumento político y tampoco puede el régimen utilizarlo para profundizar el odio social entre hermanos causante de un crimen tan horrendo y salvaje que nos convocó a un cambio a todos por igual. Todo lo contrario. La oposición no debe culpar al régimen de esta muerte como tampoco puede el régimen culpar a quienes lo confrontan. No es el momento para utilizar a este joven asesinado para hacer con él política. Todo lo contrario es lo que debe hacerse.
Lo primero es una DECLARACIÓN CONJUNTA de todos los sectores políticos condenando por igual el odio y el crimen como instrumento para hacer política y conquistar simpatías lo que es una aberración contraria a la paz del país y al sentir de todos y cada uno de los venezolanos.
Lo segundo es validar la sinceridad de esa declaración convocando a un GRAN DIALOGO NACIONAL donde todos los partidos políticos estén presentes para ver como se superan los problemas de seguridad, los problemas sociales y los problemas económicos que nos afectan a todos por igual pensando únicamente en la Venezuela grande y no en el partidismo pequeño. La muerte del joven Serra nos exige a todos por igual pensar y trabajar no por un sector político determinado sino por Venezuela completa como país.
Lo tercero es firmar el compromiso conjunto de respetar en cualquier actuación pública LA CONSTITUCIONAL NACIONAL de manera que toda diferencia futura entre las partes sea siempre decidida por instituciones constitucionales realmente autónomas porque la autonomía es una garantía de seguridad y de confianza para todas las partes por igual. Que funcione y se respete el Estado de Derecho como la vía para superar la inseguridad que vivimos en beneficio de todos.
