Luis Alberto Machado
Murió mi entrañable amigo Luis Alberto Machado. Al dolor que me produce su muerte se añade el de no poder acompañar a su esposa Milagros y a su familia en el velorio y la misa, por motivos de salud.
Nuestra amistad se cimentó con motivo de la condena a Carlos Andrés Pérez que Luis Alberto calificó de política y violatoria del debido proceso. Hasta que cayó enfermo, nos comunicábamos con frecuencia. Tuve el honor de traducir al francés su libró de poemas “Canto a la Mujer” y conté con su crítica constructiva de mi poemario “En Búsqueda del Tiempo Encontrado”.
Por sus ideas del desarrollo de la inteligencia, tuvo reconocimiento internacional, a pesar de las absurdas críticas de algunos venezolanos que llegaron hasta mofarse de que fuera Ministro para el Desarrollo de la Inteligencia.
Recuerdo que una vez, regresando en su automóvil de un almuerzo en Maracay, en medio de torrencial aguacero, pasando la Plaza Venezuela se le reventó un neumático y no teníamos como repararlo: bajó un señor de un edificio de apartamentos ante cuya puerta estaba el automóvil y, con sus herramientas cambió el neumático. Al terminar, cuando le expresábamos las gracias, le dijo a Luis Alberto: “Soy yo quien debo agradecerle a usted ya que, siendo Ministro de la Secretaría, usted logró la libertad de un hermano mío, ilegalmente detenido.”
Supo valerse de su inmensa inteligencia para convencer que la inteligencia puede desarrollarse. Recuerdo que decía que no es que se nazca inteligente sino que haga valer todo el potencial del cerebro humano. Para él muchas metas que lucen inalcanzables pueden alcanzarse cuando hay voluntad y se utilizan los infinitos recursos de la mente.
Qué triste es que en estos tres años de crisis profunda no hayamos podido contar con su apoyo, debido a su enfermedad.
A su esposa Milagros, a sus hijos Luis Alberto e Irene, Germán y Milagros, Caleb y Mercedes, Enrique y Adriana y Cristopher y Margarita, a sus nietos, un abrazo que no he podido darles personalmente pero que sale de lo más profundo de mi ser.