Luego de las elecciones ¿quién tiene la culpa?
¿Quién tiene la culpa? ¿El PSUV o la MUD? ¿El sistema electrónico? ¿El abstencionista? ¿El que votó para validad la trampa? ¿El que sufragó como un acto democrático? ¿La cantidad de personas que se han ido del país? ¿El CNE?
Luego de las elecciones una parte importante de los venezolanos entraron en un debate, que arrima la culpa a unos y otros, en especial a quienes son de oposición democrática.
Precisamente en democracia es válido disentir, pero también debe serlo el trabajo en equipo, la coherencia y precisamente la unidad para luchar por una Venezuela próspera.
El problema va más allá y tiene que ver con la costumbre de atropellarse unos a otros, mirar por intereses particulares, de buscar culpables y no ver las propias culpas, reconocer los errores, corregir y seguir en una lucha que hoy parece no tener fin, pero que sin duda escribe una parte importante de la historia del país.
Por su parte, el chavismo tiene sus marcadas diferencias pero es capaz de sentarse y tomarse la foto para que sepan que prevalece su intención de permanecer en el poder aunque deban pactar o negociar con el “enemigo”.
Las líneas de la historia contemporánea de Venezuela continúan escribiéndose, en medio de la peor crisis social, política y económica que ha atravesado la nación.
Queda en manos del chavismo disidente, de los líderes de oposición y del venezolano que no quiere a este Gobierno unirse de nuevo, conectar en ese punto en el que se trabaja por un solo fin o de lo contrario el adversario continuará cobrando fuerza, aunque los actores políticos lo llamen “minoría”, pues no es cuestión de multitud sino de unión.