Luchar sin tregua
Cuando todo, o casi todo, parece indicar un horizonte político que beneficia al continuismo, a pesar del inmenso rechazo que genera en el país, hay que luchar sin tregua para despejar ese horizonte.
Cuando la catástrofe humanitaria sigue asolando al pueblo, pero todavía no se aprecia una articulación de la protesta, entre lo político y lo socio-económico, hay que luchar sin tregua para que esto suceda.
Cuando las manipulaciones «jurídicas» del oficialismo llegan a extremos grotescos para intentar acabar a figuras decididas de la oposición, hay que luchar sin tregua para denunciarlas y evitarlas.
Cuando en este 2024 se abre una rendija de esperanza para el cambio verdadero, que el poder establecido se empeña en cerrar por las malas y las peores, hay que luchar sin tregua para defender los derechos de la población.
Y no sólo defender, sino luchar hacia adelante para que prevalezca la democracia sobre el despotismo, y la justicia y el emprendimiento sobre la depredación.
Esa es la lucha sin tregua que debe darse, a pesar de cualquier pesar. Una lucha que nos lleve al relanzamiento de la patria.