Los Tamakún bolivarianos
Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón. Jorge Luis Borges
El polen salmantino, verdadero general ganador de cualquier guerra asimétrica por su capacidad para dejar sin energía a sus enemigos, me tumbó en cama por unos días y retrasó esta entrega.
Recordemos que Tamakún, el vengador errante, es un personaje surgido de la radionovela cubana en diciembre de 1941. La radionovela pronto se extiende a otros países latinoamericanos, como México, Venezuela, Colombia, Chile y Perú. Fue creado por el escritor cubano Armando Couto.
Tamakún era un príncipe hindú que debía luchar contra su malvado tío Sakiri el Negro, quien había asesinado a los padres de Tamakún para apoderarse del Reino de Saracardi. Luego de recuperar el Reino, este decide luchar contra el crimen y es solicitado por gente de diferentes partes del mundo. Así junto con sus amigos, Ali Yabor y Zorka, recorren el mundo en donde tienen aventuras y peligros.
Nuestra Revolución Bolivariana no es menos que Cuba, y cuenta con dos Tamakún, hijos del mismo padre y madre, quienes han decidido también vengar la muerte de su padre por la policía política de la IV República. El inocente padre fue uno de los responsables del secuestro del empresario Niehous, quien era estadounidense y para ese entonces, era el presidente de la Owen Illinois en Venezuela. El 27 de febrero de 1976, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, un comando armado de varios hombres entró a la residencia de la familia Niehous en Prados del Este y sometieron a su esposa e hijos. Luego se llevaron al padre. Fue una gran sorpresa para el país porque Venezuela estaba todavía bajo la política de pacificación que comenzó en 1969, y se suponía que la guerrilla estaba replegada. La guerrilla mantuvo al norteamericano en cautiverio en la selva venezolana y fue rescatado por la PTJ, 3 años después. Niehous fue señalado por grupos de izquierda como agente de la CIA, y por tener estrechas relaciones con el embajador de Estados Unidos en Venezuela para ese entonces.
Sus hijos decidieron vengar su muerte y se propusieron deliberadamente exterminar la IV República. Sin rubor alguno, reconocen que esa ha sido unas de sus motivaciones fundamentales y lo han hecho muy bien. Su justiciera venganza se ha traducido en que 87% de la población venezolana se ve afectada por la pobreza, con una pobreza extrema del 61,2%; la mortalidad materna se ha incrementado en un 60%, la mortalidad infantil hasta en un 30%.
En todo caso a nuestros vengadores hermanitos es bueno recordarles lo afirmado por Confucio:
Antes de empezar un viaje de venganza cava dos tumbas.