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Los secuestradores

El secuestro es un grave delito cometido por caminales abominables. Un crimen que lesiona al secuestrado, a la familia y aterroriza a toda la ciudad. De allí el que figure entre los crímenes contra la humanidad y las leyes contemplen severas penas a ser aplicadas a los perpetradores de tan horrendo delito, a ser cumplida en cárceles de máxima seguridad, sin derecho a rebajas; en algunas sociedades los condenan a muerte.

Como el delincuente parece no conocer límites para la comisión de sus crímenes, en ocasiones realiza secuestros colectivos. El más antiguo, según la mitología romana es el Rapto de las Sabinas, concebido y ejecutado por las mesnadas de Rómulo, el emperador. En Roma había pocas mujeres y requería de aumento poblacional, para el fortalecimiento y expansión del Imperio. El abominable delito, aportó la musculatura intelectual, económica y militar, indispensables para sustentar el poder hasta su decadencia y derrumbe.

El Imperio pasó a ser historia, dejando en legado importantes instituciones políticas, legales y culturales. Pero las sociedades no las integran solo querubines, asociados flotando en los espacios celestiales comiendo flores. En el componente humano que ocupa la tierra, coexisten ejemplares de buen comportamiento, útiles a la comunidad y los azotes antisociales, listos para la comisión de megadelitos, como el secuestro colectivo.

Así vemos como en el transcurso de la lucha armada contra el Sistema Democrático, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) realizaron secuestros, que produjeron desasosiego en la población. Tal como ocurrió con el secuestro de un avión comercial para lanzar un panfleto invitando a la rebelión; o cuando un grupo de audaces jóvenes secuestró el barco mercante “Anzoátegui” y mar adentro, a muchas leguas de la costa, en acto de jactanciosa piratería, expusieron ante las cámaras de TV su “heroísmo revolucionario”. Por esos mismos años fue secuestrado y asesinado el Dr. Rafael Iribarren Borges, presidente del Seguro Social. Y cuando se presumía que el extremismo izquierdoso y variopinto había asimilado su derrota, una célula ¿espontánea? secuestró al industrial del vidrio Wlliam Nihous. No pudo cobrar el rescate.

Pero como en nuestro país ocurren cosas tan sorprendentes como en Aracataca, un militar golpista, de incompetencia profesional demostrada el 04 de febrero de 1992, insigne demagogo de incontenible verborrea, fue electo Presidente e Instauró el Socialcomunismo del Siglo XXI, fundamento ideológico del secuestro colectivo; abrió paso a la ruina intelectual, económica, política y moral e inscribió a Venezuela en el club de los países atrasados del 4º mundo.

Cuando la dama de la guadaña realizó su trabajo, el muy bellaco, por amor a la patria, entregó la demoledora “bola mecánica” a Nicolás Maduro, el mandadero de los hermanos Castro, quien cumple la encomienda con denodado esmero. Mantiene secuestrada la democracia y los atributos que la definen, siendo la libertad la primera de las víctimas, porque ella resume todos los derechos humanos; a la salud, la educación, al trabajo, a la afiliación política o religiosa; en suma, los derechos a la vida digna y a una existencia plena están proscritos, secuestrados por el gobierno Socialcomunista del Siglo XXI.

Sin duda alguna que, dando continuidad histórica a sus malas acciones, tal como han operado los gobiernos comunistas en los países víctimas, la diáspora que nos aflige ha sido planificada e inducida sin lograr quebrantar la vocación democrática de los ciudadanos que, aún pateados por la bota roja-rojita, no se entregan y, por lo contrario, se agigantan frente la vesania criminal la tiranía.

En Venezuela el Socialcomunismo no podía ser la excepción. Estimuló la diáspora embarrancando la economía y la seguridad jurídica que produjo la fuga en estampía de millones de seres, trillando caminos inhóspitos, en los cuales han muerto y continúan muriendo en las heladas alturas de Los Andes, de hambre y de frío, niños aún en brazos de sus madres, asesinados por el gobierno que secuestró el futuro del país y les arrebató la vida.

Sin dejar de ser abominable, el secuestro de las Sabinas impulsó el crecimiento del Imperio Romano. Con el secuestro de la democracia, la dictadura Socialcomunista del Siglo XXI ha hundido el país en inmensa ruina. Con la fuga de talentos y brazos para la producción, pretendieron imperar sobre tierra y espíritus yermos, pero no han podido derribar la barrera inexpugnable de los 40 años de democracia. Morderán el polvo de la derrota.

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