Los retos de la economía venezolana 2016
América Latina entera y Venezuela de manera especial se convierte en un laboratorio complejo, vertiginoso y rico en fenómenos en el orden social, político, económico entre otros y donde queda claro que iniciamos un cambio y proceso de transición, lento pero indetenible donde se ratifica la condición de vivir en democracia y la necesidad de contar con instituciones sólidas, procedimientos, Estado de derecho y más.
El fracaso del modelo del Socialismo del Siglo XXI o de la llamada Revolución Bolivariana no sólo reviste importancia nacional o para los venezolanos, sino repercute en toda la región, lo registrado el domingo 6 de diciembre donde 75% de venezolanos con nuestro voto expresamos una condena y castigo a un modelo discrecional, populista, militarista, ineficiente, donde a pesar de muchos aspectos y variables en contra logramos cohesionar voluntades y motorizar un triunfo y retomar en el mejor de los términos el control del poder legislativo y Asamblea Nacional con una mayoría calificada de 112 diputados, no hay dudas de la influencia y efecto positivo que los venezolanos estamos produciendo, como igual y en paralelo repercute para bien la transición argentina tras la derrota de Daniel Scioli y lo que él representa y el triunfo de Mauricio Macri como la arista más relevante que marca una pauta en toda nuestra región latinoamericana.
Venezuela cierra un año 2015 realmente duro, precario, critico en términos de indicadores socioeconómicos, con deterioro material, económico, financiero, además expresados en una disminución de la calidad de vida material y espiritual. Sin embargo las recientes elecciones del 6D nos dan un aire y esperanza de cambio en términos de poder revertir con propuestas, reformas y decisiones acertadas el nefasto estad de nuestra economía con impactos directos en toda la población que es la que mayoritariamente reaccionó y expreso un rechazo total a las ejecutorias del gobierno en las elecciones parlamentarias recién celebradas.
Sin embargo, frente a tales hechos, fenómenos y situaciones la academia, las universidades, los centros de investigación, y diversos intelectuales y profesionales de dilatada trayectoria han venido pensando al país, valorando su economía, analizando sus instituciones, procedimientos, Constitución, sus partidos y sindicatos, modelando y consolidando cifras, estadísticas e indicadores que más allá de cualquier situación constituyen un aporte al colocar en blanco y negro tinta sobre papel sus estudios y reflexiones.
La nueva Asamblea Nacional le corresponde asumir una prioridad o emergencia legislativa asociada a la reforma de un conjunto de leyes e instrumentos jurídicos, básicamente en el campo de la economía y áreas conexas, pues partimos que como están concebidos esos instrumentos entre ellos, Ley del Trabajo, Ley de Precios Justos, Ley del Mercado de Capitales, Ley de Endeudamiento y para usted de contar es imposible hacer posible despegar y dinamizar la economía, producción e impactar positivamente en la reducción de la inflación, riesgo país, gasto público y desorden fiscal y monetario.
No hay duda de que la condición de Venezuela como país mono productor aunado a ese marcado rentismo reforzado en estos años de revolución nos ha hecho mucho daño, y en pleno siglo XXI hemos descuidado los asuntos energéticos, y peor aún, hemos concebido erráticamente una propuesta energética no consustanciada con el mundo de hoy, Venezuela es de los pocos países que habla y califica a los recursos naturales como estratégicos y habla de industrias básicas cuando universalmente lo que observamos es una manejo eficiente por parte del sector privado no sólo haciendo una explotación eficiente sino rentable.
Venezuela debe modificar su enfoque de política energética, sino además, nos corresponde aprovechar y potenciar el peso de las regiones para desarrollarlas y hacerlas polos de crecimiento, y que las mismas impacten positivamente en el país nacional, en sus poblaciones en las expectativas de vida, en términos de progreso, empleo, calidad de vida y demás.
Esta nueva Asamblea Nacional le corresponde auditar, evaluar, fiscalizar, legislar no de espaldas a la población, sino justamente que su trabajo se sienta e impacte en la sociedad venezolana, y eso implicar asumir, medir, cuantificar las cifras, las estadísticas, los daños, limitaciones y distorsiones presentes y a reformar en PDVSA, industrias básicas, Banco Central de Venezuela, Corpolec y otros. Requerimos en esta transición recuperar productividad, nuestros campos, industrias, el sistema de precios.
Todos los diputados, unos y otros deben asumir que se requiere una política económica que el gobierno no termina de promover y asumir, que permitiese restituir la disciplina fiscal y monetaria, reducir la tasa de interés y expandir el producto interno bruto a partir de producir y aumentar oferta entre las decisiones más urgentes y requeridas, unido a una política social diferente, amplia, integral y no parcializada o partidizada, una política social que impacte y llegue a todos y ellos implica una revisión profunda de las diversas misiones promoviendo algunas, mejorando otras, rediseñando algunas y eliminando otras.
No hay dudas de que nuestro país requiere de una política social que transforme las condiciones estructurales de la pobreza y que no se conforme únicamente con la distribución de la renta, por medio de mecanismos de mercado, para que las familias se provean su propio ascenso. Y en la transición de modelo un aspecto singular tiene que ver con la inflación, no se podrá derrotar la inflación sin una formulación de política fiscal, monetaria y cambiaria, aunado a estimular la oferta de bienes y servicios, y la necesidad de lograr un mercado más natural con menos controles de precios y de cambio entre otras medidas que persigan controlar la inflación creciente en Venezuela.
Venezuela no puede producir como lo han expresado calificados economistas y analistas, un cambio de modelo y sociedad sino asume ciertamente un conjunto de acciones de Política macroeconómica orientadas a disminuir la tasa de inflación, Política fiscal basada en una sostenibilidad fiscal, aspecto que demanda el balance del presupuesto y sus fuentes de financiamiento, mejorar la eficiencia del gasto público, reducir la vulnerabilidad fiscal; Política monetaria, urge recuperar el valor del signo monetario o moneda, la confianza y capacidad de ahorro, aspecto vinculado a contar con una arquitectura fiscal y monetaria cónsona con la estabilidad económica. Política petrolera, es urgente lograr un tipo de cambio competitivo para estimular justamente a los sectores transables distintos al petrolero con un papel técnico y central del BCV en el manejo de la tasa de cambio; a lo cual se le suman una conjunto de política sectoriales en petróleo, industrial, capital humano, política social y afines como rasgos de un nuevo modelo viable, moderno, eficiente y en sintonía con los cambios globales y con una sociedad como la venezolana que merece recorrer caminos de certeza, emprendimiento y progreso de manera sostenida.
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