Los rastrojos de la revolución
En casi veinte años que tenemos escribiendo semanalmente en la prensa nacional y regional esta columna Controversia, en donde hemos observado, escrito y analizado un sin número de situaciones, de crisis diversas, y hemos formulado críticas, comentarios, propuestas y básicamente analizado a Venezuela con una perspectiva crítica y controversial mas no apocalíptica, nunca antes tuvimos los insumos, las condiciones, las estadísticas y la realidad tan agreste, tan cruda, tan problemática, cruel como la situación que Venezuela viene registrando en el último bienio, y particularmente en el cierre de este accidentado año, y la pregunta y afirmación que nos retumba y nos hacen muchos es hasta donde llegaremos en revolución.
Venezuela no conoce no sólo una crisis con estas dimensiones y magnitudes que está destruyendo y atropellando nuestros salarios, alimentación, seguridad social, nuestro diario vivir, nuestra paz y convivencia, tampoco los venezolanos tuvimos un gobierno tan comprometido en la corrupción, en ineficiencia y destrucción de los activos y pasivos de los venezolanos, nunca antes tuvimos un gobierno tan irresponsable, tan desconectado de la realidad, tan indolente y siendo el gran responsable de la debacle actual se resiste a renunciar, a dimitir e impulsar un proceso de transición que es lo mínimo que ocurre en cualquier parte del mundo, rayan en conductas suicidas, no les importa el colectivo, el pueblo, y el presente y futuro inmediato de Venezuela. Por Dios hasta donde llegamos en revolución.
La economía esta catatónica, gravemente herida y con ella nuestra salud, nuestra seguridad, nuestra alimentación, nuestra paz y sosiego, familias enteras comiendo en basureros por Dios hasta donde hemos llegado. Quiero insistir con absoluta responsabilidad que no soy apocalíptico pero no puedo ser indiferente frente a la hecatombe y debacle actual que atropella todo, los indicadores e informes en términos de finanzas, industria, comercio, bienes, servicios y demás son horrendos y expresan los efectos nocivos de la improvisación, la corrupción, la ideologización de todo.
No es tarea fácil pedirle como diría Eleazar López Contreras “Calma y cordura” a la población que no vive sino sobre vive, a la madre que no tiene como alimentar a sus hijos, al padre sin trabajo, como clamar prudencia y mesura a quien no dispone de las medicinas para curar sus males y enfermedades, una inflación que se tragó cualquier aumento de salario y cesta ticket, al privado de libertad injustamente detenido y sometido a vejámenes cómo pedirle calma.
Este gobierno está plagado de indolencia, irresponsabilidad, falta de probidad y decencia. La destrucción del aparato productivo, la desmejora de los venezolanos en términos de alimentación, educación, seguridad y otros es obra exclusiva de la revolución. No hay estado de derecho, se vulnera la institucionalidad, los procedimientos, se violan derechos y libertades básicas y elementales de manera fragante y continua y por eso la condena de diversos organismos, de la Unión Europea, el Mercosur y otros.
Por donde se le evalué al gobierno sale reprobado. Hicieron de un país inmensamente rico inmensamente pobre. Los venezolanos no merecemos este oprobio y degradación… La historia de Cuba que en los años cincuenta llego a ser de los primeros países en América Latina y el Caribe en términos de crecimiento, desarrollo, calidad de vida y fue convertida en nada después de 60 años de dictadura y oprobio, se repite en Venezuela la historia, acá exponencialmente ha sido peor dado que en sólo década y media arruinaron al país más próspero de la región. Cosechamos en Venezuela como en Cuba los rastrojos de la revolución.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes E-: [email protected]