Los errores se enfrentan
A estas alturas, aún no teniendo conocimientos ni información para saber si el aparatoso asesinato del teniente asilado en Chile, la prensa de ese país –El Mercurio, La Tercera, Últimas Noticias, La Cuarta, los que consultamos- mantiene el tema del rebelde venezolano, que sigue siendo importante en el país austral que se acerca al otoño, y una auténtico problema político para el Gobierno de Boric. Y para el régimen castromadurista también, sumado al delicado ambiente político existente en el país.
Miraflores no puede limitarse a responder con unas cuantas ironías, es un asunto que debe ser tomado por los cuernos, pues todo el mundo asegura, aceptando o no a la delincuencia común y el desconcierto de las autoridades chilenas, e incluso si el teniente seguía o no activo en la oposición al régimen del PSUV y de Nicolás Maduro.
El asunto es digno de esmerada atención por Caracas, independientemente de si el régimen tuvo o no ingerencia en el desagradable asunto, de si fueron funcionarios suyos por actuación directa o por contratación de delincuentes o del Tren de Aragua, que ahora va pareciendo una temible presencia en todo el continente, quien lo organiza debe ser un genio empresario.
El Gobierno venezolano –que ahora vuelve a atraer la atención europea con la suspensión en el país de le televisión oficial alemana en la televisión privada venezolana- se entiende que esté nervioso por su situación política y de desplome de su imagen, pero éste es un asunto que no puede ser dejado de lado. Ignorar el escándalo en Chile, dejar en el aire el acuerdo de Barbados, tratar de frenar el crecimiento de María Corina Machado, fortalecer por mampuesto a una oposición intrascendente, luchar contra el escepticismo del casi 80 % de los electores, ingeniárselas para sortear una pésima situación económica, manejar la falta de confianza en los dirigentes del régimen, son una sumatoria muy variada y pesada para un Nicolás Maduro y un PSUV puestos contra la pared. Al punto de que aún si se produjera el milagro de unas elecciones limpias y aceptadas por todos, nadie lo creería.