Los defensores de la paz
La paz es el nuevo nombre de la guerra
Nicolás Maduro
No terminamos de asombrarnos con los dislates, locuras, desatinos, insensateces de nuestro gobernantes anti – históricos. En declaraciones urbi et orbe, el cruel Presidente de la República Bolivariana de Venezuela fue a la primera línea de fuego para felicitar a los sanguinarios integrantes de La Guardia nacional.
Nos imaginamos la cara de regocijo del dirigente revolucionario cada vez que el ministro de la Defensa le da el diario parte de Guerra, en el que se indica el número de estudiantes asesinados, heridos o puestos a disposición de la Justicia Militar ¡El Márquez de Sade es un niño de pecho incapaz de concebir tanta maldad!
Nuestros guardias, policías, colectivos, disponen pues de toda la confianza y el apoyo presidencial para continuar ensangrentando las avenidas, calles y callejones del país. Muy seguramente, les otorgarán una recompensa en billetes verdes como el uniforme de los bárbaros guardianes, cada vez que un opositor resulte muerto o herido o discapacitado.
Felicitados y aplaudidos, nuestros sicarios oficiales podrán ejercer todo su poder de fuego a voluntad, disparar a quemarropa, a la cabeza de los escuálidos que más bien quisieran degollar. Prontamente las cimitarras, espadas y alfanjes serán incorporados al armamento de los Defensores de la Paz.
Muy probablemente los canales oficiales mostrarán es sus pantalles las cabezas decapitadas por los Defensores de la Paz, quienes se las entregarán a los colectivos para que las empalen y muestren en las plazas de la ciudad o para que jueguen futbol con ellas en las caimaneras rojo – rojitas. Freídas en aceite hirviendo serán el torrezno, el chicharrón, que acompañara las celebraciones revolucionarias de los socialistas del siglo XXI.
No nos extrañe entonces que los presidentes amigos del proceso propongan a la Guardia Nacional Bolivariana para el próximo Premio Nobel de la Paz.
El consuelo de los venezolanos y de la comunidad internacional que contempla y denuncia cotidianamente los atropellos y violaciones a los derechos fundamentales del ser humano, es recordarles a nuestros sátrapas bolivarianos, alguna de las siguientes sentencias históricas, antes de que sean sentenciados por los tribunales internacionales. Por ejemplo, esta del escritor Tolkien: Tarde o temprano el crimen siempre sale a la luz.
O esta otra de Fernando Vallejo para atajar la venganza y el reconcomio de muchos de nuestros actuales dirigentes: No hagan con otros lo que hicieron con ustedes, no paguen con la misma moneda, el mal con el mal.