Los cuatro frentes del presidente (e) Guaidó
Juan Guaidó no buscó el cargo de presidente encargado, sino que tuvo que asumirlo por mandato de la Constitución. Con valentía enfrenta una cáfila de maleantes que solo cuentan con las bayonetas, el narcotráfico y la corrupción. Ha tenido que desafiar un enemigo poderoso. Por si fuera poco, en poco tiempo logró calar en el sentir de la mayoría debido a su sencillez y a no tener un pasado con manchas, y ahora también enfrenta fuego “amigo”.
Cuando un combatiente recibe fuego amigo es por error de quien dispara. En este caso, quienes disparan al presidente (e) Guaidó y lo perjudican no son chavistas-maduristas, sino opositores, algunos corruptos, varios calculadores políticos y los más ignorantes o desesperados por la situación.
Guaidó fue electo presidente de la Asamblea Nacional por el voto de sus diputados, los cuales pueden destituirlo o no reelegirlo cuando finalice su período. Por lo tanto es un poco rehén de este cuerpo. Los partidos exigen cuotas de poder, algunas legítimas, otras no tanto. Ello seguramente lo obliga a avalar decisiones que, en general, han sido positivas. Por ejemplo, se puede estar o no de acuerdo con determinados nombramientos de embajadores, pero eso es asunto de percepción. Siempre habrá candidatos con más mérito, pero ello no descalifica a los designados.
Otras decisiones impuestas seguramente ponen en tres y dos a nuestros presidente (e). ¿Debe ceder a las presiones o pararse en sus treces, como dicen los españoles? Todo depende de la naturaleza del hecho. Con la corrupción no puede ceder ni un milímetro. Uno de los aspectos de la misma es lo relacionado con el financiamiento de los partidos políticos. Lamentablemente, en Venezuela tradicionalmente los gobiernos penalizan a los donantes del sector privado que contribuyen al sostenimiento de los partidos políticos. Esta persecución indebida se ha vuelto crítica bajo la dictadura actual. ¿Qué han hecho la mayoría de las partidos para sobrevivir? Designar militantes en organismos y empresas públicas, otorgar contratos sin licitación con el compromiso de obtener un porcentaje , y recibir donaciones por debajo de la mesa, algunas sujetas a tráfico de influencias, todo lo cual hay que desterrar.
Afortunadamente, nuestros dirigentes han logrado que algunas empresas de Venezuela en el exterior designen directivas relacionadas con el gobierno encargado. En Citgo, por ejemplo, fue designada una directiva idónea. En Monómeros Colombo Venezolanos fue así inicialmente, pero posteriormente intervinieron actores políticos con intereses non sancto. También en Pequiven hubo sustituciones indeseables. El presidente (e) Guaidó debe estar alerta ante este tipo de situación, corregir desaguisados y no ceder a chantajes. Tiene que dar señales de una nueva forma de hacer política y enfrentar posibles reacciones en contra. Para ello cuenta con la aceptación de la mayoría de los venezolanos que no queremos más de lo mismo.
Otro frente con el cual le toca lidiar es el integrado por luchadores democráticos que le exigen a Guaidó cosas que no está en sus manos resolver. Deben entender que Maduro cuenta, por ahora, con el apoyo de los militares corruptos de nuestra Fuerza Armada y de los no menos corruptos de la mayoría de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia. Además, que ningún país ha mostrado indicios de querer aplicar el TIAR y menos atender el 187-11 de la Constitución. Algunos actúan de buena fe, pero en otros privan intereses políticos. Ojalá se percaten que no son mayoría y que su actitud puede ocasionarles efectos contrarios a lo que buscan.
Un tercer frente es el de los opinadores y tuiteros que no pierden ocasión para descalificar al presidente (e) por no lograr poner fin a la usurpación. Algunos son seguidores consciente o inconscientes de dirigente que son minoritarios o que han perdido actualidad y luchan por mantenerse en los medios.
El cuarto frente está integrado por ciudadanos que, en ejercicio de su derecho a la libre expresión, arremeten contra el liderazgo opositor a veces con razón, pero la mayoría sin ella. Es entendible que por desesperación algunos critiquen a Guaidó por no hacer milagros, pero ojalá entiendan que, en estos momentos, él es nuestra única esperanza para salir de Maduro y su pandilla.
Para finalizar deseamos recalcar que: 1-Mientras dure la usurpación, Guaidó debe seguir en la presidencia de la Asamblea Nacional y como presidente (e) de la República. 2- En condiciones normales votaría por María Corina, aunque no comparto alguna de sus posiciones. 3- Si se convoca elecciones transparentes, el mejor candidato es quien encabece las encuestas, que en estos momentos es Guaidó por amplio margen. 4- Para mantener esa posición debe descartar a los oportunistas y apoyarse en los ciudadanos de a pie y en políticos que no tienen viejas mañas 5- Debemos entender que a una nueva generación le corresponde gobernar. Ojalá sus integrantes no pequen de prepotencia.
Como (había) en botica: Los allanamientos de viviendas de ciudadanos que tuvieron que exiliarse hace años, como Gustavo Tarre Briceño y Carlos Vecchio, solo se explica por venganza del régimen ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados![email protected]