López Contreras, Ley del Trabajo y concesiones petroleras
En nuestro artículo anterior, Grisanti habló con López Contreras (Analitica.com, 21.03.19), nos referimos a tres decisiones del presidente Eleazar López Contreras, tomadas en 1936, las cuales dan fe no sólo de su talente democrático, sino de su determinación de instaurar en Venezuela un verdadero Estado de Derecho, a juicio del recientemente fallecido catedrático y exmagistrado de la extinta Corte Suprema de Justicia, Dr. Héctor Grisanti Luciani, a saber: la autorización para que las protestas populares contra el anterior régimen del dictador, Gral. Juan Vicente Gómez, se efectuaran libremente, sin violar los derechos cívicos de los manifestantes; la reducción del periodo presidencial de siete a cinco años, aplicándosela a sí mismo; y la aprobación del proceso judicial para la confiscación de los bienes del Gral. Gómez.
1936 fue un año de grandes transformaciones democráticas, promovidas por el estadista tachirense y recogidas en su Programa de Febrero. El presidente López Contreras procedió a crear por decreto la Oficina Nacional del Trabajo (más tarde el Ministerio del Trabajo) y a promulgar la primera Ley del Trabajo del país, con la cual se otorgaron a los trabajadores beneficios sociales nunca disfrutados, como el derecho a huelga. En Cabimas se fundó aquel año el primer sindicato de obreros y empleados del petróleo y se realizó la primera (e histórica) huelga petrolera. La aplomada intervención del presidente de la transición democrática permitió el cese de la huelga con un aumento en los salarios establecido a las empresas petroleras concesionarias.
En su artículo López Contreras, el principio de no concesiones y la nacionalización (Incursiones Periodisticas, 2004), Grisanti Luciani señala que el general civilista (quien siempre vistió de civil mientras ejerció la presidencia de la República) tomó “la firma e irrevocable decisión, a partir de 1938, de no otorgar mas concesiones petroleras durante su mandato.” Cita al jefe del Estado: “…aunque fácil hubiera sido para el Gobierno arbitrar fondos para el desarrollo de las diversas obras emprendidas en el país, otorgando nuevas concesiones petroleras, asumí la responsabilidad de suspender toda negociación de esta naturaleza desde 1938, por creer que esta medida contribuiría a valorizar la riqueza petrolera…”
Recordemos que, en 1938, México nacionalizó su industria petrolera. Sin embargo, en una muestra de prudente nacionalismo, el presidente López no sucumbió a las exigencias de sectores políticos radicales que le exhortaban a estatizar la industria petrolera venezolana. Con sus notables ministros de Fomento, los Dres. Néstor Luis Pérez y Manuel R. Egaña (ambos altamente calificados), el general civilista tomó el sensato camino de reformar la Ley de Hidrocarburos, aumentar gradualmente la participación fiscal y fomentar la formación de capital humano venezolano, con lo cual la producción petrolera de Venezuela aumentó durante las siguientes tres décadas (de 535 mil barriles diarios en 1938 a 3.700.000 barriles diarios en 1970), generando ingentes ingresos fiscales y de divisas que permitieron construir en Venezuela las más modernas infraestructuras viales, hídricas, educativas, hospitalarias y eléctricas de América Latina.
@lxgrisanti