Lo que me dijeron los gitanos
Viajo desde Lisboa hasta el sur y el este de España, atendiendo una cordial invitación de Representaciones High Class a través de mi amigo Alexis Navas Magaz. Muchos años sin venir a Andalucía me hacen muy evidente el progreso de esta zona. ¡Si viajar al «tercer mundo» me hace ver cuán mal está Venezuela, estar en el primer mundo lo que me provoca es ponerme a llorar! Cada vez la diferencia se hace mayor. Cada vez la brecha que nos separa se hace más amplia. Cada vez nuestros caminos se separan hacia lados opuestos. Y obviamente, hay uno que va hacia delante y otro que va hacia atrás.
La primera vez que visité Andalucía fue en 1973. Yo venía de un país rico, con la clase media más numerosa y creciente de América Latina. Llegué a un país pobre, muy por detrás de los países de Europa Oriental, en aquel momento todavía tras la Cortina de Hierro.
Ese mismo año el Club de Roma realizó un estudio de prospectiva sobre cuáles países subdesarrollados a la vuelta del milenio alcanzarían los indicadores de desarrollo: su resultado arrojó que serían Venezuela, Irán e Iraq. Obviamente, el desarrollo no se mide solo por indicadores económicos o sociales. El desarrollo tiene que ver con libertades. Y estos tres países, de una u otra manera, cayeron en fanatismos o fundamentalismos que las cercenaron.
La receta ha sido la misma a lo largo de la historia, pero resulta insólito que sigan ocurriendo estas cosas en los albores del Tercer Milenio. ¿Cuándo aprenderemos?…
Estando en la Alcazaba en Almería, Alexis nos llamó la atención sobre un escrito en una pared de la forteleza. Dice así: «En 1147 Almería caerá en manos cristianas por una acción combinada entre castellanos, genoveses y pisanos, permaneciendo bajo su control por diez años. Este periodo supondrá una interrupción importante de las relaciones comerciales que mantenía Almería, produciéndose un retroceso enorme tanto en el plano económico como en el social y cultural.
En 1157 los almohades recuperarán al-Mariyya para el islam. Aunque revitalizaron la ciudad y restauraron sus elementos urbanos más significativos, no lograron restablecer el esplendor de la época anterior…» Nunca nada fue comparable al momento almorávide ¿Parafraseamos, aplicándolo a Venezuela?
En España, por los vínculos con Venezuela, existe un gran conocimiento y una gran preocupación por lo que sucede en nuestro país. No ha habido quien no nos haya preguntado si es verdad que en Venezuela no hay alimentos de primera necesidad, que qué pasa con los hospitales, que hasta cuándo estaremos en esta situación. Lo peor es cuando nos miran con auténtica lástima y nos dicen con sincera conmiseración «esperemos que salgan de eso».
Pero no «saldremos de eso» mientras «eso» no sea combatido con las armas que debe combatirse. Medidas económicas liberales, claras, sin segundas intenciones, que saneen nuestra economía y abran la posibilidad de que Venezuela sea atractiva para los inversionistas, no solo para quienes vienen a asegurarse de que cobrarán el dinero que nos prestaron ya nadie sabe en qué circunstancias.
Tiene que haber una lucha sin cuartel contra la corrupción, venga de donde venga, caiga quien caiga. Y tiene que acabarse la hipocresía del gobierno de echarle la culpa de nuestros males a otros. No es el imperio, ni Fedecámaras, ni los oligarcas. Es la incompetencia, más la corrupción, más la impunidad. Una suma que no tiene solución si no es eliminando los sumandos. ¿Estará dispuesto el gobierno?
En Granada visitamos las cuevas del Sacromonte. Como siempre, ofrecían leernos el futuro. Una de nuestras compañeras de viaje preguntó si podían decirle el futuro de su país, en vez del de ella. «¿De dónde vienes, de Venezuela?» le preguntaron. «¿Cómo saben que vengo de Venezuela, conocen tanto nuestro acento?», repreguntó ella. «No, es que son los únicos que piden que les leamos el futuro del país». Yo pregunté si el gobierno tenía la disposición de cambiar. Los gitanos del Sacromonte me dijeron que no…
Y aun en la cuna del Santo Oficio, todavia brujos, nigromantes y lectores del tarot, blasfemando con predicciones venidas directamente del averno….para desgracia de los Venezolanos que aun creen en esas cosas. Bien que apareciera Fray Blas de Logroño o el mismisimo Torquemada, para que realmente se aclarasen las dudas sobre este tipo de proyecciones nefastas, con sus conocidos metodos para encontrar la verdad…….