Lo oculto
Los acuerdos que el difunto Chávez suscribió con China jamás fueron objeto de la necesaria publicidad que los convenios internacionales, aunque no revistan la solemnidad de un tratado, deben recibir. El país apenas conoce de ellos, y a medias, la existencia del “Fondo Chino” que ha terminado por convertirse en un enorme hueco sin fondo en las finanzas del país, quizá porque la China está en nuestras antípodas y todo cuanto cae en dicho Fondo va a parar al otro extremo del hueco.
Sin embargo, no hace falta leer los acuerdos para conocer lo que contienen, basta con saber que China cuando de acuerdos internacionales se trata no improvisa, parte de un modelo muy bien pensado que recoge sus objetivos fundamentales. Basta con saber que en los firmados con Argentina “se otorgan recíprocamente facilidades laborales en condiciones de igualdad”; y basta con haber abordado un vuelo Frankfurt-Maiquetía repleto de chinos que no hablan castellano pero portan pasaportes venezolanos, para saber que nuestros acuerdos con China contienen una cláusula idéntica: “facilidades laborales en condiciones de igualdad”.
¿Cómo va el dinero a parar al otro extremo del hueco? Los acuerdos supuestamente comportan préstamos de China a Venezuela, pero con los cuales Venezuela paga la importación de espejitos chinos (motos, carros, otros bienes y repuestos) y la mano de obra China por lo que le queda debiendo al prestamista. Hay por supuesto una parte en efectivo de la que dispone el gobierno y que quizá se consume en los gastos de viaje de los negociadores y las comisiones.
El difunto se la comió, les habló de Mao y se encontró a los prestamistas chinos capitalistas, más feroces que ‘el mercader de Venecia’, que disfrutaban oyéndolo decir que estaba ‘destruyendo al imperio mesmo’, porque no les compraría sus espejitos y hasta pensaba no venderles más petróleo, sino vendérselo a China (absorbiendo el flete) y comprándole sus espejitos. Ahora ellos piden el pago de la libra de carne, pagada con la carne del pueblo venezolano.
El desempleo en China disminuye con las “facilidades laborales en condiciones de igualdad” y viene la chinización de Venezuela y su industria petrolera, porque la nacionalización no se produjo el 1° de enero de 1976 cuando revertieron a la nación las concesiones, sino años atrás desde que la ley del trabajo por no permitir “facilidades laborales” impuso el empleo de venezolanos que aprendieron a manejar la industria petrolera hoy destruida.