Llegó la dictadura
Ya está fuera de discusión que en Venezuela se instaló una dictadura. Ni la mayoría democrática de la comunidad internacional, ni la mayoría determinante de los venezolanos, se equivocan cuando afirman que en nuestro país pereció la libertad y se enterró la Constitución. No obstante, estando ya cerca los días santos, podemos decir que estamos ante una muerte que tendrá resurrección.
El pasado lunes, el Consejo Permanente de la OEA aprobó una Resolución en la que, después de reafirmar los principios y mecanismos establecidos en su Carta y en la Carta Democrática Interamericana, expresó “su profunda preocupación por la grave alteración inconstitucional del orden democrático en la República Bolivariana de Venezuela”; declaró que las decisiones del TSJ “son incompatibles con las prácticas democráticas” y que “a pesar de la reciente revisión de algunos elementos de dichas decisiones, es esencial que el Gobierno de Venezuela asegure la plena restauración del orden democrático”; y, finalmente, ofreció emprender “gestiones diplomáticas adicionales para fomentar la normalización de la institucionalidad democrática…incluyendo la convocatoria de una reunión a nivel ministerial”.
Ya antes, el sábado 1º de abril, se reunieron en Buenos Aires los cancilleres del Mercosur para tratar la situación de Venezuela y declararon que “teniendo en cuenta la ruptura del orden democrático en la República Bolivariana de Venezuela” y “en cumplimiento del Tratado de Asunción y sus Protocolos”, suscritos por nuestro país, decidieron “exhortar al Gobierno de Venezuela a respetar el cronograma electoral que se deriva de su normativa institucional, restablecer la separación de poderes, garantizar el pleno goce de los derechos humanos, las garantías individuales y las libertades fundamentales y liberar a los presos políticos”. En la misma dirección, se han pronunciado la ONU, la Unión Europea, y Jefes y ex Jefes de Estado y de Gobierno de numerosos países.
Internamente, Venezuela está de pie repudiando al régimen, que ahora encabeza Maduro, por- que es liberticida y porque la gente se está muriendo de hambre, y los que sobreviven no encuentran medicinas para curar sus enfermedades.
Si a lo anterior se añade que ahora las elecciones no se realizan o se postergan indefinidamente y la represión contra la disidencia se ha asumido como política de Estado, como se constató una vez más con motivo de la marcha opositora de anteayer martes, es obvio que el autoritarismo quedó atrás y la dictadura llegó.
