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“Let cuban dictatorship live”

Con este título debieron encabezar la carta dirigida al presidente Joe Biden publicada el pasado sábado 23/07/2021 en el diario The New York Times, en lugar de “Let Cuba Live”, manifiesto pagado por un autocalificado grupo progresista en nombre de expresidentes, políticos y artistas que instan al presidente norteamericano a “¡dejar vivir a Cuba!” levantando el embargo.

El remitido de una página firmado por los expresidentes Rafael Correa, de Ecuador, y Luis Inácio Lula da Silva de Brasil, y así también por connotados académicos de universidades de EEUU, Latinoamérica, Europa, y actrices como la estadounidense Susan Sarandon, y el actor Mark Ruffalo, causa estupor e indignación, ya que en ningunos de sus párrafos menciona el derecho a la democracia y a la libertad para el pueblo cubano.

Los firmantes interpretan a capricho lo que sucedió con el estallido social del 11/07 en la Isla, curiosamente este se produjo por el embargo y no como producto de un levantamiento espontáneo de los cubanos en las últimas semanas, como resultado de seis décadas de opresión sofocante, abusos de los derechos humanos y de violación permanente de la libertad de expresión.

En resumidas cuentas, las luminarias firmantes consideran que hay dictaduras buenas y malas, las malas las de los gorilas derechistas y las buenas son las autoungidas revolucionarias, que gozan de la impunidad infinita de asesinar, perseguir, expropiar en nombre de una revolución fallida, que en el caso de la población cubana sufrió el chantaje de la aureola castrista y guevarista, desde la década de los 60 del siglo pasado hasta el presente. 

Una pregunta a los firmantes ¿en que se diferencian las torturas de las avispas negras castristas, de los ton ton macoutes de Duvalier, de los batallones de la dignidad de Noriega, de los colectivos chavistas, o los esbirros de Videla y de la DINA de Pinochet? En nada, su signo es similar, es solo la muerte y el terror para disfrutar el poder en manos de una cúpula criminal que ha reducido a la miseria a una población harapienta y hambrienta que le dijo basta a la farsa castrista.

En cuanto al embargo cubano, este cumplirá 60 años el próximo año, durante este tiempo la satrapía castrista disfrutó del subsidio soviético desde 1962 de 6.500 millones dólares anuales hasta 1991, cuando felizmente por los efectos de la caída del Muro de Berlín en 1989 se puso fin a la estafa histórica de la URSS, para luego del oscuro período especial, desde 1999 retomaran el subsidio de 8.000 millones de dólares anuales con el chavismo venezolano. Para el pueblo cubano el desastre de la economía cubana es derivado de un régimen corrupto, que dilapidó por décadas todos estos recursos en función de mantener una nomenklatura parásita, una política exterior artificial de defensores del tercer mundo y expandir el terrorismo como el caso de las FARC y el ELN en Colombia.

Por tanto, lo más parecido a una política de la Guerra Fría es precisamente el contenido de esta carta de marras, a la que solo le falta agregar aquellos lemas trillados de “los vientos del este soplan sobre el oeste”, o que “el imperialismo norteamericano es un tigre de papel” y todas esas sandeces difundidas en América Latina y Europa, que llevaron a calificar al castrismo cubano como un estado obrero-campesino.

Sus promotores se han ubicado a contrapelo de la historia, esa que están ahora reconstruyendo los millares de cubanos, que osaron desafiar a una dictadura atroz, desenmascarándola ante el mundo entero, ya que siendo un pueblo noble que marchaba por millones al Malecón a escuchar las arengas de Fidel, hoy descubrió la Farsa y está dispuesto a enterrarla. 

Ojalá las luminarias señaladas tengan el coraje de publicar una segunda carta donde pidan el cese a la persecución a los disidentes, la libertad inmediata de los cientos de detenidos, el cese inmediato de los juicios sumarios, libertad de expresión sin cortapisas, internet libre, enjuiciamiento a los violadores de DDHH, en fin, elecciones libres que permita a los cubanos labrar en paz su propio destino.

Son las peticiones que también se extienden a Venezuela, país agobiado por una dictadura que igualmente a lo vivido por el pueblo cubano, es víctima de similares procedimientos de terror y de precariedad promovidos desde el Estado. Nuestra realidad no ha sido abordada en una carta, la hemos vivido junto a los millones de ciudadanos que recorren el planeta.

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