Las vías del Vaticano
En la enorme crisis que vive nuestro país, y que cada día empeora por el empecinamiento del gobierno en profundizarla, se requiere una dosis gigantesca de sensatez y de habilidad para ponerle coto a este caos que arriesga los propios cimientos de la nación.
El Vaticano pudo, con sigilo y perseverancia, ayudar a crear el clima para la reconciliación entre Cuba y los EEUU. Ahora, con especial ahínco, lo está haciendo para que en Venezuela se logren los acuerdos básicos con miras a constituir lo que, para usar las palabras de Luis Ugalde S.J., sería «un gobierno de salvación nacional».
Resulta obvio que hoy el actual gobierno y la oposición por sí solos, sin un entendimiento en el qué hacer, en el cómo hacerlo y con quiénes, no podrán enfrentar, con éxito, la solución de la infinidad de problemas que lamentablemente se están agravando de manera exponencial.
Sabemos que el grado de polarización del país es tan agudo que la sola mención de la palabra diálogo causa escozor. Sin embargo, no se debe olvidar que en crisis como esta y en otras aún peores, aunque resulte difícil creerlo, la mediación inteligente de terceros no involucrados en el conflicto, ha sido en numerosos casos la solución, ejemplo de ello: Esquipulas en Centro América, o la intervención del propio Vaticano en el caso pre-bélico del canal del Beagle, o como en Suráfrica lo hizo la ONU.
Que el Vaticano esté usando su poder moral y -por qué no- político, para forzar un diálogo oportuno en Venezuela no es poca cosa, y puede ser que las llaves de San Pedro sean las que puedan abrir las puertas de la necesaria reconciliación nacional