Las causas de las cosas
La narcodictadura hace todo lo posible por dividir a los demócratas y por venderles la idea de que no dejarán el poder y, lógicamente, por intentar sembrar el desánimo. Ese es el trabajo que realiza un régimen sin escrúpulos. Lo que debemos contrarrestar es cierta tendencia de algunos opositores a comprar el discurso oficial o a ilusionarse con posibles opciones utópicas divulgadas por gente nuestra que no evalúan las debilidades y fortalezas del régimen y las propias. Aunque no sea fácil, hay que intentar conocer las causas de las cosas que suceden.
Un ejemplo son las opiniones emitidas en relación a las marchas del pasado día 16, las cuales no se relaciona con los hechos. Pretender que hoy se produzcan marchas en Caracas de alrededor de un millón de participantes como en el pasado no es realista por varias razones:
1- En el 2003 al 2006 las protestas eran casi exclusivamente en Caracas. Varios años después se produjeron protestas valientes en San Cristóbal y Mérida, aplastadas violentamente por la Guardia Nacional, policía y paramilitares rojos.
2- En la provincia los ciudadanos se sienten más amenazados por los esbirros debido a que quienes protestan son fácilmente identificados y perseguidos. Por ello, muchos se desplazaban a Caracas para apoyar las marchas en la capital. Hoy, por estar más resteados y quizá también por las limitaciones de transporte, protestan en sus respectivos Estados.
3-. Unos cuatro millones y medio de venezolanos han tenido que emigrar, sea por persecución política o en búsqueda de comida, medicinas, seguridad personal o de trabajo. Evidentemente, todos contrarios al régimen.
4- Se puede argumentar que, a pesar de lo anteriormente mencionado, las protestas podrían ser más masivas y contundentes, lo cual es cierto. Al respecto habría que evaluar en cuánto influye la prédica de algunos líderes de oposición y tuiteros, generalmente bien intencionados, que pretenden echarle la culpa al presidente (e) Guaidó por no concretar “el fin de la usurpación”, y que, además alegan que los intentos de negociar desestimulan las protestas. Cabe recordar que Ho Chi Minh y sus soldados siguieron combatiendo a pesar de que sus delegados negociaban en París. Algunos no entienden, o no quieren entender, que Maduro se mantiene por contar con el apoyo del TSJ y de la Fuerza Armada. No recordamos ningún caso en que una dictadura haya caído sin la intervención activa o pasiva de los verde oliva. POr otra parte, recordemos que ningún país está dispuesto a enviar a sus soldados para resolver nuestro problema, aunque están conscientes de que también los afecta directa o indirectamente, en mayor o menor grado.
5- Aunque todo lo mencionado es válido, hay que tener claro que los protestas, aún cuando son de magnitud importante y son constantes, no son de mayor tamaño por la represión del régimen. Según el valiente y activo Foro Penal Venezolano, desde el 2002 a la fecha han sido asesinados 273 ciudadanos por manifestar, varios de ellos estando en las ergástulas del narcorégimen; en los últimos cinco años han sido arrestado a 15.180 ciudadanos por el solo hecho de protestar, hay 399 presos políticos, de los cuales 20 son damas y 109 militares, y desde el año 2014 hay 8.950 venezolanos sujetos a medidas cautelares, los cuales no pueden protestar ya que volverían a ser encerrados. El 16 N hubo 28 detenidos y en Caracas el Metro cerró varias estaciones para dificultar movilización.
6- Muchas han sido la denuncias de torturas, incluyendo violaciones, por parte de los diferentes cuerpos de seguridad del Estado. Es lógico que ello despierte temor a manifestar.
También el temor a perder el empleo por parte de trabajadores del sector público.
A pesar de todos estos factores, la sociedad venezolana sigue indoblegable. Por contar con una minúscula minoría, Maduro no se atreve a realizar elecciones transparentes. Sin embargo, hay la posibilidad, aunque sea remota, de que se vea obligado a realizarlas. Por ello debemos prepararnos y no descalificar el esfuerzo que realiza la Asamblea Nacional de designar el comité de selección de candidatos al Consejo Nacional Electoral. A los más esceṕticos, que sin duda tienen razones para serlo, solo sugerimos que den el beneficio de la duda y que acepten el presidente (e) Guaidó hace lo mejor que puede con los pocos medios de que dispone. No cometamos el crimen de “matar a un ruiseñor”.
No es fácil ser el hombre feliz capaz de “conocer las causas de las cosas”, como diría Virgilio, pero sí podemos ser más mesurados al emitir opiniones. A Maduro se le puede aplicar lo que dijo Cicerón de Catilina: “Desde hace años no hay fechoría ni infamia alguna que no venga asociada a tu nombre. Cometiste con total impunidad la sangría de muchos ciudadanos, la humillación y el robo a sus amigos. No sólo tuviste fuerza para despreciar las leyes y la justicia, sino también para quebrantarlas y abatirlas”. El ponderado Oswaldo Álvarez Paz escribió que estaba satisfecho con la movilización del 16 N. Quien esto escribe también.
Como (había) en botica: Maduro se arrodilló ante el dólar y Pedro Sánchez ante el Coleta.¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!