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“La Verdad en todo” II… por qué?

Hay todo tipo de ‘alarmas’ en el mundo y, en particular, en nuestra vida que nos avisan que tenemos que despertar… pero seguimos saliendo por la tangente. Cada dolor, cada obstáculo, cada rabia o momento de desengaño, en un momento de sufrimiento, adversidad, desesperación, de “¿por qué yo?” o “¿hasta cuándo…?” Son alarmas de un despertador que te avisa que TÚ no vas por el camino correcto.

Sucede por la manera que estamos interpretando y actuando en el mundo, nos suena el despertador… pero no despertamos, sino que nos tapamos la cabeza con las sábanas y seguimos ajetreados trabajando o haciendo lo que estábamos haciendo… bueno, ¡durmiendo!

El viernes pasado compartí parte de mi historia personal, ¿Por qué busco encontrar la Verdad en todo?. Cómo ya a los 15 recibía esa alarma despertadora y decidí seguir mi propio albedrio. Hasta que a los 22 me vi en medio de un mundo frágil aderezado por utopías izquierdosas, yo trataba de dar sentido a la política, economía y los titiriteros que sostenían las cuerdas que movían la historia y los países… veía el caos afuera cuando era yo que estaba en una pesadilla.

Pero no es suficiente despertar, hay que cambiar el sentido de nuestra trayectoria… el siguiente es el testimonio de cómo dije SÍ a la aventura más maravillosa que podía emprender.

Biografía y oración

A través de clases de interpretación del arte, historia, religión comparada, profundicé en teorías de la personalidad e historia de la psicología, socialismo y sus ponentes, historia del arte, literatura, poesía, epistemología; imposible enumerar todo, pero mi vida se preñó de vitalidad, amplitud y un hambre por crecer, conocer y Ser… mi cabeza se iba organizando y poniendo muchas ‘cosas’ en su puesto. Mi mundo se llenó de música clásica, arte y cultura, por horas y horas devoraba libros, dibujaba y escribía. No dormía sino unas 3 horas como mucho, a veces ni eso; no por ansiedad o algo así, mi vida vibraba a una amplitud de onda indescriptible y yo me nutria de las riquezas que desenmarañaba de mis estudios, la realidad y el conocimiento.

Mis escritos iban de poesía, cuentos cortos, reflexiones, pero sobre todo plegarias… le pedía a todos los dioses mi dieran sabiduría, limpiaran mi vida y mente para Amar con todo mi corazón. Cuando digo “dioses” quiero decir que, en cada plegaria, les nombraba por nombre: Atman, Buda, Shiva, Jesus, Brahma, Allah, YHVE, Krishna, Zoa… era mi panteón personal de dioses… aún no había “escogido” un dios mío propio.

Mientras cursaba una clase de religión comparada, a un año de estar tomado todas las clases que el Prof. Horn daba en la cátedra de humanidades, leía una madrugada Imitación de Cristo (1418) de Thomas à Kempis, un libro devocional de las peregrinaciones de la edad media, me impactó el carácter y hechos de Jesús de Nazareth… unas palabras se deslizaron de mis labios – “Verdaderamente, Jesus era Hijo de Dios.” Al rato de seguir leyendo, tuve una visión de Cristo crucificado y resucitado a la vez; no quiero ahora ahondar en los detalles, pero fui transportado a un lugar fuera de mi habitación. Mi primer pensamiento de aquella extraordinaria experiencia fue “no te vayas” – y volví de manera súbita a la habitación. Todo mi ser fue invadido por una paz y amplitud de ser que sólo puedo calificar como Amor y Belleza en su máximo esplendor… sentí la habitación impregnada de una dulce e indescriptible fragancia.

A partir de ese momento, todas las “deidades” desaparecieron de mis escritos… fueron sustituidas por Jesus y mi vida volvió a dar un giro. Creo que fue a los pocos días que escribí un testamento donde claramente ofrecía un solemne juramento de seguir a Jesus y entregar mi vida por completa a Él, tratar de discernir su voluntad y ser fiel a él en todo momento – no creo que sea necesario mencionar que he faltado a mi palabra en los más de 40 años de esa conversión. Pero a pesar de yo ser infiel, Él ha estado presente y me ha sostenido a través de todas las crisis que he vivido.

al final fue Él, el Dios Hombre, quien me escogió a mí.

Imagen generada con IA con pelo largo suelto y barba, según Manto de Turín (MIDJOURNEY)

¿Quién es Jesus para mí?

No sé si has leído Las Puertas de Percepción (1954) de Aldous Huxley; en dicho libro, el afamado autor e intelectual del S.XX, relata la alteración de su percepción al experimentar con mezcalina. Descubre, a través de dicha experiencia, como la realidad es extraordinariamente maravillosa y más sorprendente de nada que podemos imaginar; como todo está íntima y fundamentalmente interrelacionado.

El título lo tomó de una cita del poeta inglés William Blake (1757-1827):

«Si se limpiaran las puertas de la percepción, cada cosa le parecería al hombre tal como es, Infinito. Porque el hombre se ha encerrado a sí mismo, hasta el momento que ve todas las cosas a través de las estrechas grietas de su caverna».
– Matrimonio del Cielo y el Infierno (1790)

Para mí, la primera clase que atendí del Prof. Horn, fue como si él hubiese ligeramente entreabierto el velo de mi ‘caverna’ y, del destello que vi reflejado, mi curiosidad no pudo aguantar, yo eché una mirada para ver qué había del otro lado… había santos, dioses, demonios, dragones, héroes, majestuosas realidades… era un universo indescriptiblemente grandioso, hermoso, seductor, reluciente, inspirador… una inmensa realidad escondida hasta ese instante… pero, inusitadamente toda esa Belleza me interpeló – “¿Quieres conocerme?” – y a la vez me dijo, – “tú no eres lo que tú crees.”

Desde ese momento quedé atrapado, quería ver, conocer, entender… ¡Hacer para llegar!

Sin embargo, fue cuando Jesus me llamó que entendí en mis propios huesos dos cosas fundamentales en mi vida: era amado a un nivel que no podía comprender por alguien que era más grande, hermoso, poderoso y bueno de lo que yo podía abrazar o discernir… y mi respuesta a ello fue – “Si, yo quiero seguirte… sacrificaré lo que haga falta para ser como tú.”

Jesus es la Roca donde construyo mi casa

Ser y hacer están ligados… y cuando no, es porque estamos perdidos.

Hay una frase que me llegó durante una profunda lectura/plegaria leyendo al profeta Isaías:  Dios prueba en el fuego aquellos que ama. No es un acto de masoquismo porque, la vida inevitablemente nos trae pruebas, como consecuencia de nuestros actos, porque el mundo está roto, porque nosotros estamos desordenados… así vienen las pruebas; pero Él se encarga de usarlas para desarrollar en nosotros las habilidades para sobrellevarlas y ser lo que Dios en su origen nos predestino para que fuéramos.

Es igual que mi relación con mis hijas, es por amor que las presiono para que sean mejores personas y las ayudo en lo que puedo para que desarrollen las habilidades para avanzar; uso lo que haga falta y lo hago con el mayor amor, aunque ellas a veces no lo perciban así. Es también como el oro, tiene que ser abrazado por fuego por un largo tiempo para depurarlo y que el oro sea todo lo valioso que puede llegar a ser.

He tenido tantas crisis en mi vida, que difícilmente podría contarlas; también es porque, dos veces, esas crisis me han devastado psíquica y emocionalmente. De la primera desarrollé un trastorno de estrés postraumático (TEP) que me ha dejado secuelas que necesito enfrentar cada vez que pasan cosas adversas. Sin embargo, reconozco que cada crisis ha sido un paso hacia adelante y en ascenso, en profundidad y significado. Por nada del mundo las cambiaria. La sabiduría que he derivado de ellas es lo que me ha afianzado en una comprensión vital, desprovista de ilusiones, permitiéndome asentar y tamizar qué es el mal y quién es Jesus… mis crisis van clarificando el camino y construyéndome en la Roca que Él es. El profundo sentido de agradecimiento que siento con los duros momentos que he sentido en mi vida, resarcen con creces cualquier precio que haya tenido que pagar por mis errores. Soy más ligero, tengo menos pretensiones, y estoy mejor orientado que nunca en mi vida… todo ello se lo debo a Jesus de Nazareth. Él es mi hogar.

A Dios no lo pueden ver nuestros ojos

CG Jung una vez afirmó que ‘Jesús de Nazareth era el Arquetipo del Ser.’

Según uno de los más estudiosos e investigador de la consciencia, los arquetipos son epicentros de lo que representan, una suerte de concentración infinita que expande a todos los que acceden o tienen contacto con él; también son fundamentos o Proto Ideas de aquello que reflejan: Jesus es el arquetipo del Ser, que según Jung es la esencia más profunda y autentica de quién somos cada uno de nosotros en nuestra psique.

Jesus es mi ideal, uno que nunca llegaré a alcanzar, pero que siempre intentaré imitar. Mientras más le tengo presente, más depuro quién soy y puedo soltar las mentiras que no me ayudan, más aprecio la vida y quienes tengo alrededor, menos juzgo, y más se amplía el infinito delante de mis ojos… ¡yo ciertamente no he hecho nada para merecer los regalos que he recibido!

La única palabra que viene a mis labios es: GRACIAS.Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
– Jesus de Nazareth

Próximo martes…

¿Cómo siembro La Semilla de Vida y Libertad?

Llegamos a la conclusión del Ciclo La Semilla de Mostaza. Alla fuera, en el mundo, todo se está moviendo, llevamos unos 60 años desmantelando en nuestras sociedades las mentiras de la política, la medicina, la educación, ver una institución e industria que supuestamente defendía nuestros derechos, la industria de las noticias, convertirse en cómplices de las mentiras de los políticos y las instituciones e industrias todas para manipularnos, sacar provecho económico. Queda por nuestra parte volver a sembrar la semilla de la Libertad y la Vida.

EL PUNTO a la i

El historial de la columna está en www.cdots.substack por si quieres revisar artículos anteriores.

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