La Verdad en la Música
“La Idea del Bien constituye lo absoluto. La Idea del Bien es lo que hace a las demás ideas aptas para ser y para ser conocidas o inteligidas”. Platón
Empiezo a escribir estas líneas con cierta tristeza, después de conversar con un muy talentoso músico joven, que se está dedicando ahora a producir en estos llamados géneros urbanos. Entiendo la perspectiva de cada quien, e incluso la realidad económica de estos tiempos, en donde literalmente hay que hacer cualquier cosa para sobrevivir en el mundo de la música. No critico las necesidades y los gustos de cada quien, pero apelo a los valores éticos y morales. Quizás por eso recordé el maravilloso texto de Hanna Arends, que es una de las pensadoras más importantes del siglo XX, en donde habla de algo que ella denomina “la Banalidad del Mal”. Este texto de Arendt, está basado en el juicio a Adolf Eichman, quien era probablemente el burócrata de más alta jerarquía de la Alemania Nazi. Aichman fue responsable de toda la logística de la llamada “Operación Final”. Pero más contundente que el juicio a Eichman, es la reflexión de Arendt sobre la sociedad Alemana de esa época que era en teoría, una sociedad “culta”. Ella dice que lo que pasó es muy sencillo, se dejó de pensar. Creo que esto está sucediendo en estos momentos de la música, hemos dejado de reflexionar sobre lo que es bueno y lo que es malo. Por eso nos hemos conformado con cualquier cosa.
Estamos en una época en donde todo pareciera que está al revés. Se premian cantantes que no cantan, a músicos que no saben de música, y se maneja un discurso poético impensable en una sociedad donde la mayoría de la población tiene al menos un título de educación secundaria. Mas grave aún, que muchos de los que avalan la mediocridad tienen postgrados y a veces hasta doctorados. Que nos ha pasado entonces, ¿dejamos de pensar?. Son momentos en donde todo el mercado de la música se rige por parámetros que están llenos de algún artificio. Es como hacerse las lolas o cualquier cirugía estética pero en la música. Con todo el respeto a quien se somete a cualquier operación estética, esa persona está consciente que está modificando su realidad, el problema es cuando hay una pretensión que todo lo que se hace es natural. Eso está pasando con la música. Es una crisis de valores.
Por ejemplo, un buen ingeniero de sonido ha estudiado por años el proceso para hacer música, sin embargo, termina corrigiendo errores de grabación básicos. Hay errores de gramatica musical básica que terminan siendo arreglados por los ingenieros, incluso afinan cantantes… que no afinan. No podemos seguir realzando la mediocridad. La tecnología en la música, es para ayudar al músico, no para crear el producto en sí. La publicidad engañosa es una trasgresión que afecta a los consumidores. Estos engañados, piensan que algún producto, marca o artista son reales, y cuando escuchan al natural a estos “artistas”, la sorpresa es muy grande, dado que muchas veces no afinan ni lo básico ¿Hasta cuándo toleraremos esta farsa?
Por suerte hay diversos caminos en el mundo de la música. Con toda humildad digo que yo vivo en el mundo de las ideas, donde como artista hay que esforzarse por años para llegar a un nivel deseado. Es un mundo en donde el proceso es fundamental, donde se estimula a la preparación, a las ideas y a las verdades. Estamos en una época no solo banal, sino que todo tiene que ser Inmediato, no se respetan los debidos procesos y se apuesta a resultados no solo inmediatos, sino vacios por falta de consistencia. En este sentido, los deportistas y los músicos de alto rendimiento, estamos en un sitial privilegiado, donde no hay cabida a la inmediatez y a la mediocridad. Estamos aferrados a unos valores basados en la excelencia. Por suerte todavía no existe un app que de hoy para mañana te haga hacer escalas a la misma velocidad que Paco de Lucia, ni existe ningún programa que te haga batear como Miguel Cabrera o te ponga a cantar como Pavaroti.
Por eso me remito de nuevo al gran filósofo Griego, Platón: “La Idea del Bien es el fundamento de todas las ideas, y es a la vez fundamento de todas las cosas sensibles, ya que estas deben su inteligibilidad a las ideas, las ideas son el «aspecto» bajo el cual las cosas sensibles se presentan, bajo la cual son.” Quizás por haber sido un músico que siempre ha buscado la excelencia, me afecta tanto toda esta banalidad y la mediocridad. Es muy doloroso para quienes creemos en el arte como una verdad absoluta. Estamos en unos tiempos en donde la mediocridad le ha robado espacio y protagonismo a la buena música. Según Aristóteles,”La verdad se da en el hombre porque surge dentro del alma una opinión verdadera y simultáneamente una acción recta. Lo falso es lo contrario, terminando siendo una acción no recta e indeterminada».
Pareciera que cada vez, el mal tiene más soldados en los medios de comunicación y en las redes sociales. La lucha es dura, pero hay que seguir luchando para conquistar espacios para la música de calidad porque si no, nos quedamos en una suerte de armagedon cultural. Pensando en nuestros hijos, tenemos que construirles un camino de certeza, no puentes de cartón e ídolos falsos. El filósofo Francés Edgar Morin, menciona que la educación en los últimos tiempos se ha dedicado a resolver lo practico, lo teórico, lo matemático. Pero no se toma en cuenta, como comenta Morin:“La Misión Espiritual de la Educación”. Yo aseguro que si tuviéramos una educación más espiritual, muchas de estas cosas, como la banalidad de estos tiempos, se las llevaría el viento. Por eso, abro un espacio a la conciencia de cada quien, que busque desde su corazón, esa verdad que debería tener un camino tan espiritual, como lo es la música. Joan Manuel Serrat dijo en una entrevista:“la música es una casa muy grande. Lamentablemente, la buena música la han dejado por una ventana muy pequeña en la parte posterior de esta casa, yo prefiero estar en esa ventanita ”. Por eso tenemos que ampliar esa ventana y convertirla en un ventanal enorme. Es importante crear desde la luz, iluminar nuestros espíritus desde la belleza, como plantean los griegos. Por eso, como dice Platón, “De noche, especialmente, es hermoso creer en la luz”.