La urgencia de articular la solidaridad
Roberto Patiño
Andrés Kerese es uno de los dueños de las pastelerías Danubio, un negocio familiar fundado hace 48 años y que hoy cuenta con seis tiendas distribuidas en el este de Caracas. Lo conocí cuando me acompañó a visitar un comedor de nuestro proyecto Alimenta la Solidaridad. Él iba con su cámara, para hacer unas fotos destinadas a un medio en el que colabora ejerciendo otra de sus pasiones: la fotografía.
“Me pareció interesante el trabajo de Alimenta. La respuesta de la comunidad era muy grande”, me dice Andrés cuando conversamos sobre qué lo motivó a unirse al proyecto. “Lo que me pareció más admirable era que era la misma comunidad la que montaba todo. Okey, recibían aportes o ayudas, pero eran las madres y los padres de los niños las que organizaban y vigilaban que todo funcionara. Eso va muy de la mano con la forma en la que yo creo que se debe colaborar”.
Desde que nos conocimos, nos mantuvimos conversando y posteriormente logramos un acuerdo para que a través de la plataforma de la Danubio la gente hiciese donativos. Así, logramos que la iniciativa de Alimenta se diera a conocer y recibiera aportes de clientes de una franquicia distribuida en zonas residenciales.
“Ahí en la pastelería diariamente nos llueve mucha gente pidiendo colaboración y uno no los puede atender a todos”, me dice Andrés. “Y algunos me parece que solo ofrecen como soluciones del momento, totalmente improvisadas. Entonces, me di cuenta de que con los comedores de Alimenta es otra la cuestión, porque tú le das los insumos a las mamás del comedor, a los papás, y ellos organizan todo. Decidí que si íbamos a ayudar debía ser a través de los comedores, que es algo más efectivo y no es para la foto sino para que en verdad se vea el beneficio. Yo le digo a todo el mundo: ya estamos casados con Alimenta la Solidaridad”.
Nuestra relación con Andrés y la Danubio es un ejemplo de los lazos que pueden establecerse entre la empresa privada, el trabajo social y las comunidades, y que ha venido evolucionando en nuevas iniciativas. Por ejemplo, hemos establecido un convenio de pasantías y cuatro jóvenes de nuestras comunidades entraron a la pastelería bajo esta figura. Dos de ellos se han quedado trabajando allí de manera definitiva.
“Yo soy más de los creyentes de que, okey, yo te voy a ayudar, pero yo no te voy a llevar la comida ya hecha”, dice Andrés. “Yo te llevo los ingredientes y tú te haces tu comida; porque si no estamos creando una caja de CLAP preparada. Hay que crear una concientización, tú tienes que moverte. Estoy convencido de que no se debe combatir el populismo con más populismo”, opina. “Ustedes tienen una imagen que se han bregado. La gente no puede decir que no estén trabajando. Se han ganado la confianza de las comunidades con trabajo, mostrando que de verdad quieren hacer las cosas y no solamente tomarse una foto. Por eso, quienes colaboramos, sabemos que estamos poniendo esa colaboración en buenas manos y que van a hacer todo lo posible por traducir eso en beneficios para las comunidades”.
Para lograr los cambios que queremos, será imprescindible establecer relaciones de reconocimiento y confianza, en el marco de acciones que involucren a todos con honestidad y transparencia. Todos somos afectados por la crisis y solo desde el encuentro real y la solidaridad activa podremos enfrentar la emergencia actual y superar al régimen que la fomenta.