OpiniónOpinión Nacional

La UCV en sus 300 años

No fue un hecho fortuito que el primer monarca Borbón de España, Felipe V, nieto del Rey Sol de Francia Luis XIV y de su esposa española, María Teresa de Austria, procediera a fundar la Universidad Real de Caracas y Seminario Colegio de Santa Rosa de Lima, mediante Cédula del 22 de diciembre de 1721, convirtiendo al anterior Colegio Seminario de Caracas (1673) en un centro de educación superior donde se cursaban las carreras de derecho, medicina, teología y filosofía. Y es que los reyes de España construyeron cerca de 30 universidades en América durante la Colonia. Por Bula del Papa Inocencio XIII, la universidad pasó a ser también Pontificia.[i]

Son varios los hitos históricos que merecen ser recordados; ellos testimonian la tradición libertaria de la universidad tricentenaria. Durante el siglo XVIII y pese a la censura, sus profesores, entre ellos, el Presbítero Baltasar de los Reyes Marrero (1752-1809), consintieron la enseñanza de los libros de la Ilustración europea, los cuales predicaban los valores republicanos de libertad, democracia e igualdad. Las obras de Grocio, Locke, Montesquieu, Rousseau y Voltaire impregnaron las mentes de estudiantes como Francisco de Miranda, Andrés Bello y Juan Germán Roscio.

En 1827, en su última visita a Caracas, el Libertador Simón Bolívar y el nuevo Rector, Dr. José María Vargas, dictaron los Estatutos Republicanos de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Se instauró la educación en castellano (antes era en latín) y se eliminaron los requisitos de ingreso basados en diferencias de raza, religión o nivel económico, entre otras reformas democráticas. El sabio médico Vargas estableció la libertad de cátedra y en 1830, al desintegrarse la Gran Colombia y fundarse la República de Venezuela, se creó la Escuela Militar y de Matemáticas (antecesora de las Facultades de Ingeniería y de la Academia Militar de Venezuela).[ii] Fueron sus directores ingenieros de la talla de su fundador, el matemático y teniente de ingeniería, Juan Manuel Cagigal y Odoardo (1803-1856), hijo de españoles nacido en Barcelona, y el patriota italiano y eminente geógrafo, Juan Bautista Agustín Codazzi Bartolotti (1793-1859). Además de las matemáticas, se impartían en dicha facultad cursos de artillería e ingeniería militar para los cadetes, como lo señala en su biografía del oficial barcelonés el historiador Ángel Grisanti.[iii]

El primer presidente civil de Venezuela propuso que la sede de la UCV fuera localizada en las antiguas haciendas Chuao, Cata y La Concepción, donadas por Simón Bolívar; pero esta iniciativa no se concretó, debido, entre otras razones, a que el general Antonio Guzmán Blanco, presidente de la República, tomó la decisión de venderlas durante su segundo período o quinquenio (1879-1884/1883).

Durante las dictaduras de los generales Cipriano Castro (1899-1908) y Juan Vicente Gómez (1908-1935) hubo cinco protestas estudiantiles (1901, 1912, 1919, 1921 y 1928). Castro suprimió la Universidad del Zulia y la Universidad de Carabobo, creadas por el presidente Raimundo Andueza Palacio en 1891 y 1892.  La protesta de 1901, apodada La Sacrada, tuvo su origen en un desfile satírico de los estudiantes que molestó al Gral. Castro. El comerciante Alfonso Sacre (Castro) hacía alarde de haber luchado en épicas batallas que sólo existían en su mente. El caudillo de Capacho apresó y expulsó a varios estudiantes y el Rector de la UCV, Santos Dominici, solidario con los alumnos, fue destituido. En 1912, el Gral. Gómez clausuró la UCV y la reabrió en 1922, aunque durante este lapso y gracias al Rector, Felipe Guevara Rojas, se fueron abriendo algunas facultades en diferentes sedes de Caracas.

En 1928, un movimiento estudiantil que reclamaba reformas académicas y democráticas, se atrevió a desafiar la dictadura y sus líderes fueron encarcelados por el caudillo de La Mulera. Raúl Leoni, presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela, fue uno de sus principales dirigentes, así como Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Miguel Otero Silva, Juan Oropeza, Miguel Acosta Saignes, Gonzalo Carnevali, Antonio Arraíz, Joaquín Gabaldón Márquez, Rodolfo Quintero y Agustín Valdivieso Otaola, entre otros.  Los ucevistas de la Generación del 28, dos décadas después, pasarían a concretar el proyecto de democracia liberal delineado en el Plan de Barranquilla (1931), al entronizar en la Constitución de 1947, el derecho de todos los ciudadanos mayores de edad, a elegir al presidente de la República y a los miembros del Congreso Nacional, por voto universal, directo y secreto.

Al fallecer el Gral. Gómez (1935), su sucesor, el general Eleazar López Contreras, puso en ejecución un plan integral de reformas institucionales, políticas, económicas, monetarias, fiscales, financieras, industriales, agrícolas, sociales y educativas, conocido como el Programa de Febrero (1936), dando inicio a la transición democrática del país, después de 27 años de férrea dictadura.[iv] Para el profesor Trino Márquez,[v] “las metas (del Programa de Febrero) se concretan en: sanear, educar y poblar; son las tres palabras que resumen la idea de progreso con equidad y bienestar colectivo.”  Y es que para el general civilista la educación fue uno de los ejes centrales de su gestión de gobierno.[vi] No en balde tuvo entre sus colaboradores a Mariano Picón Salas,[vii] Alberto Adriani,[viii] Manuel R. Egaña y Esteban Gil Borges, entre otros, y como ministros de Educación a Caracciolo Parra Pérez, Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri y Rafael Ernesto López.

El 30 de setiembre de 1936, el presidente López Contreras firmó el decreto fundacional del Instituto Pedagógico de Caracas, y en 1937, creó la Escuela Superior de Agricultura y Zootecnia, convertida en la Facultad de Agronomía de la UCV (1945), con sede, primero, en la antigua Hacienda Sosa de Caracas, y más tarde, en las Haciendas El Limón y La Trinidad de Maracay. En 1938, por inspiración de Adriani, Uslar Pietri y otros venezolanos fundaron la Escuela de Economía de la UCV, en tanto que el Instituto de Geología inició sus actividades como dependencia de los Ministerios de Fomento y Educación; pero en 1940, pasó a formar parte de la UCV (fue el embrión de la actual Escuela de Ingeniería de Petróleo).[ix]

Pese a las reformas instituidas, a la liberación de los presos políticos de la dictadura y el retorno de los exiliados, se desencadenaron disturbios violentos contra el ancient regime y el presidente López, aunque ordenó la confiscación de los bienes del dictador y de su familia, se vio forzado a suspender temporalmente las garantías constitucionales para preservar la paz y ejecutar su estrategia gradual de reformas democráticas.[x] Se suscitó la primera huelga petrolera del país y los estudiantes de la UCV apoyaron a los trabajadores petroleros en 1936.

Para 1940, la antigua sede de la UCV en el hoy Palacio de las Academias (antes Convento de San Francisco), había quedado pequeña para el torrente de estudiantes que es inscribía en sus diversas carreras al amparo del crecimiento económico de Venezuela, apuntalado por la industria petrolera. El estadista de Queniquea dio los primeros pasos para la ubicación y bosquejo de la que sería la nueva sede.

Durante la presidencia constitucional de otro general civilista, Isaías Medina Angarita (1941-1945), se profundizaron las reformas democráticas iniciadas por su predecesor y Venezuela comenzó a vivir una era en el que se consolidaron las libertades civiles de una auténtica democracia liberal, quedando sólo por instituirse la elección del presidente de la República y los miembros del Congreso Nacional.

El gobierno de Medina Angarita escogió la Hacienda Ibarra como nueva sede, antigua propiedad donada por Simón Bolívar a la Universidad de Caracas. El arquitecto Carlos Raúl Villanueva diseñó el nuevo campus universitario. Muchos venezolanos creen que la UCV, patrimonio cultural de la Humanidad (UNESCO, 2000) fue construida por el general Marcos Pérez Jiménez, quien inauguró sus primeros edificios, el 2 de marzo de 1954. Si bien el oficial tachirense le dio un gran impulso, fue el presidente Medina quien decidió y aupó el proyecto de Villanueva.

En una extensión de 202,5 hectáreas, la Ciudad Universitaria de Caracas, con su Jardín Botánico (inaugurado en 1958), comenzó sus actividades en aquella fecha con la inauguración de la Plaza Cubierta. Biblioteca Central y el Aula Magna. Conforme a un diseño modernista de estilo Bauhaus y gracias a la amistad de Villanueva con los más renombrados pintores y escultores vanguardistas venezolanos y extranjeros, la nueva infraestructura exhibe las obras de Jean Arp, Alirio Oramas, Fernand Léger, Henri Laurens, Francisco Narvaez, Wilfredo Lam, Armando Barrios, Mateo Manaure, Pedro León Zapata, Oswaldo Vigas y Víctor Vasarely, uno de los pioneros del abstraccionismo geométrico. Al escultor estadounidense Alexander Calder debemos las impactantes Nubes Flotantes del Aula Magna. 

La restauración democrática en 1958, permitió acrecentar el carácter académico autónomo de la antigua Universidad Real y Pontificia de Caracas. Siendo presidente interino de Venezuela el catedrático y abogado, Dr. Edgar Sanabria, se dictó una nueva Ley de Universidades. Consustanciada con el espíritu del 23 de enero, se consagró la autonomía académica y administrativa de las instituciones de educación superior en el país dentro de un ambiente de tolerancia y libertad de pensamiento.  

Sin embargo, en la década de los años 60 se incrustaron en la sede de la UCV grupos subversivos que, inspirados por la zaga revolucionaria de Fidel Castro en Cuba, se levantaron en armas contra el régimen constitucional, alentando el derrocamiento por métodos violentos de los presidentes de la República democráticamente electos en elecciones libres y trasparentes. Al iniciarse la presidencia del Dr. Rafael Caldera (1969-1974), se anunció una política de pacificación que permitió la incorporación de los jóvenes venezolanos insurrectos a la legalidad democrática, quienes abrazaron métodos pacíficos para participar en los procesos electorales del país. No obstante, pequeñas células guerrilleras continuaron promoviendo la violencia dentro del claustro universitario, obligando al presidente Caldera a allanar e intervenir la universidad, el 31 de octubre de 1969.

No puede pasarse por alto el aporte de los inmigrantes a la construcción de un sólido y moderno sistema educativo en Venezuela. El Gral. Gómez fue el primero que trajo especialistas extranjeros a fortalecer la educación técnica en Venezuela. Inmigrantes que huyeron de la Guerra Civil Española (1936-1939), del terror nazi-fascista de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y de las dictaduras del cono sur en los años 70, se incorporaron al cuerpo profesoral de la UCV, trayendo consigo sus sólidas formaciones académicas en las materias científicas y en las ciencias sociales, naturales y humanísticas, en beneficio del desarrollo socioeconómico de Venezuela.  

El espíritu del 23 de enero hizo de la Universidad Central de Venezuela un centro de tolerancia y libertad académica y un recinto de investigación y desarrollo científico y cultural, que, de cara a la tercera década del siglo XXI, nos toca rescatar, a pesar de las adversidades. Para este articulista, ninguna satisfacción material o profesional sustituye el apreciar y valorar a sus colegas profesores y a sus educandos, fatigar las aulas a diario, inclusive en medio de la pandemia del COVID 19, para preservar la calidad académica de nuestra UCV, de manera que continúe venciendo la sombra durante los próximos tres siglos, por lo menos.


[i] Navas Blanco, Alberto J., El Rey Felipe V de España y la fundación de la Universidad de Caracas en 1721, UCV, Ediciones de la Biblioteca – EBUC, Caracas, 2021. 

[ii] Grisanti, Ángel, Vargas íntimo: un sabio de carne y hueso. Jesús E. Grisanti, Editor, Caracas, 1954.

[iii] Grisanti, Ángel, El sabio Cagigal y su familia, Imprenta Nacional, Caracas, 1956.  

[iv] Rodríguez-De Mayo, Rubén Darío, Corriente pedagógica del gobierno de Eleazar López Contreras y la Escuela Experimental de Sabas Olaizola, https://revistas.upel.edu.ve, 2021.

[v] Universidad Metropolitana, Expertos conversaron sobre los 85 años de la Gran Manifestación por la Democracia. Expositores: Guillermo Tell Aveledo y Trino Márquez. www.unimet.edu.ve.

[vi] Rondón de Medina, Virginia, La política educativa en el gobierno de López Contreras y su incidencia en el cambio institucional de Venezuela (1936-1941), 2015. www.saber.ula.ve.

[vii] Consalvi, Simón Alberto, Vida y obra de Mariano Picón Salas, Caracas, Tierra de Gracia Editores, 1996.

[viii] Grisanti, Luis Xavier, Alberto Adriani 1898-1936, Biblioteca Biográfica Venezolana (BBV), No. 64, El Nacional y Bancaribe, Caracas, 2007. Manuel R. Egaña 1900-1985, BBV, No. 94, Caracas, 2008.

[ix] Medez, Nelson, Para la historia de la enseñanza de la ingeniería en Venezuela. Itinerario de fechas, hechos, procesos y personajes, Revista de la Facultad de Ingeniería de la UCV, vol. 26, No. 1, Caracas, marzo de 2011.

[x] Polanco Alcántara, Tomás, Eleazar López Contreras, el general de tres soles, ISBN 98026500765, Caracas, 1985.

Los comentarios, textos, investigaciones, reportajes, escritos y demás productos de los columnistas y colaboradores de analitica.com, no comprometen ni vinculan bajo ninguna responsabilidad a la sociedad comercial controlante del medio de comunicación, ni a su editor, toda vez que en el libre desarrollo de su profesión, pueden tener opiniones que no necesariamente están acorde a la política y posición del portal
Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

2 comentarios

  1. Excelente artículo y felicitaciones a su autor. Solo 4 notas:
    1. Simón Bolívar no efectuó donaciones a título personal a la Universidad Central de Venezuela, mí Alma Mater. Como Jefe de Estado con poderes de excepción le asignó a la Universidad bienes públicos propiedad de la República por confiscaciones a los realistas y otros títulos, entre dichos bienes varias haciendas con sus esclavitudes, que la Universidad arrendó para obtener ingresos para su funcionamiento. Contratos suscritos por las autoridades universitarias de la época que incluso contenían cláusulas que establecían los mecanismos para cuidar y preservar a los esclavos. Es una mancha que afecta a nuestro máximo héroe y a la Universidad que no lograron dar el paso de la abolición de la milenaria y monstruosa institución antihumana y anticristiana, que universalmente fue legalmente abolida más por los cambios económicos que trajo la aplicación de la máquina de vapor a las actividades productivas que a la acción de “libertadores”, porque hasta la Iglesia fue propietaria de esclavos en total violación a la Doctrina de Cristo, lo que prueba que la Humanidad es más egoísta que lógica y coherente.
    2. Los primeros presidentes civiles de Venezuela, al declararse Estado libre y soberano y organizarse en 1811 como República, imitando a la República formada por los Estados Unidos de América, fueron los miembros del Triunvirato, quienes se rotaban la Presidencia, no el Dr. José María Vargas.
    3. Trasladar la sede de la Universidad de la ciudad de Caracas a cualquiera de las haciendas cacaoteras en la costa aragueña era un sin sentido y cuesta pensar que alguien propusiera tal desatino en las primeras décadas del siglo XIX, cuando aún no se formaban ingenieros agrónomos ni veterinarios en la Universidad Central de Venezuela.
    4. El general gomero Eleazar López Contreras no fue un Presidente democrático, fue un Presidente Neogomecista. El Gomecismo fue tan nefasto que permitió que empresas petroleras británicas se convirtieran en concesionarias petroleras y controlaran el Puerto de La Guaira, en retribución al despojo de la Guayana Esequiba por parte de Gran Bretaña en un juicio internacional amañado en 1899, pocos años antes del inicio de la explotación petrolera. Esa conducta entreguista y de mentecatos caracterizó al sanguinario y ladrón Tirano Juan Vicente Gómez, cuya herencia fue confiscada y restituida a la República mediante Reforma Constitucional y Ley Especial aprobadas en 1936 por el Congreso de la República, que pasó de ser Gomecista a Lopecista y el único ladrón fue el Tirano fallecido. La gran mayoría de los otros ladrones del Tesoro Público continuaron impunes.

  2. Como escribí mi comentario de memoria, les garantizo que al llegar a mi biblioteca les informaré en detalle de algunos contratos de arrendamiento de haciendas, con sus esclavitudes, suscritos por Rectores de la Universidad en dicha época vergonzosa, la de la dantesca esclavitud.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba