La tranca castrista
El que los hermanos Castro se hayan entendido con Obama, no significa para nada que se hayan desentendido de Maduro. Al contrario. Maduro y la hegemonía que él representa, continúan siendo de vital importancia para los intereses castristas, porque nadie más les va a garantizar el suministro de 100 mil barriles diarios de petróleo, gratis, amén de muchas otras modalidades de asistencia económica.
Venezuela estará en la lona, entre otras razones por la extracción castrista, pero ésta no cambiará en lo sustancial, mientras Maduro esté en Miraflores. Por ello la tranca para una salida de Maduro no está tanto en Caracas sino en La Habana. Y me refiero, sobre todo, a las tensiones endógenas en el oficialismo con respecto a este tema. Se sabe que hay partidarios rojos de un cese de Maduro, pero los cubanos no quieren saber nada sobre ese particular.
Lógicamente que el debilitamiento de Maduro, también los debilita a ellos en su influencia sobre la realidad del poder en Venezuela. Pero siguen siendo un factor de primer orden en la ecuación del control político del Estado venezolano. Y un factor que no se prodiga públicamente, que se desenvuelve en la penumbra, que decide y arbitra pero sin mucho ruido, que da mazazos pero sin mostrar el mazo.
Con sólo teledirigir a Maduro tienen el mandado hecho, en cuanto a su protagonismo en los asuntos de Venezuela. Y no quieren perder esta gran ventaja para sus objetivos y aspiraciones continuistas. Debemos recordar que el sucesor le debe su actual posición a tres personas: al predecesor y a Fidel y Raúl Castro. Tal afirmación bastaría para entender la relación de autoridad sobre el sucesor.
Mucho se ha comentado que los cubanos estarían de retirada de Venezuela, porque su apuesta a futuro está en los Estados Unidos y no en nuestro país. Y la verdad es que lo segundo no implica lo primero. Ciertamente que los hermanos Castro han privilegiado la construcción de una relación con Washington, y con el potencial que les representa la poderosa economía estadounidense. Pero ello no conlleva a una pérdida de interés o una retirada de Venezuela. Más bien pensarán los longevos autócratas cubanos, que con la extracción de recursos venezolanos, y con la inversión de recursos gringos, la “revolución” sale ganando, al menos a corto y hasta mediado plazo.
Y en su lógica perversa en relación con Venezuela, no les falta razón. Por eso no creo que estén pensando en renunciar al “subsidio” energético, o al financiero, o al comercial, o al de cualquier índole, que les proporciona mansamente la denominada “revolución bolivariana”. Ello carecería del más mínimo sentido.
Por lo que sí están trabajando es por la permanencia de Maduro, sobre todo en escenarios internacionales de importante nivel. Y la carta que siempre exhiben es la “estabilidad” de Venezuela, tema que goza de no poca simpatía entre gente que, por cierto, no necesariamente simpatiza con Maduro y con la hegemonía que él representa. Subestimar a los hermanos Castro en estos tejes y manejes sería un gran error. Sobre todo porque sería un error continuado…
La tranca castrista ha sido fatal para Venezuela. Lo fue con Chávez y lo es con Maduro. Y los hermanos Castro quieren continuar con esa tranca.