La traición de Maduro
Leo, con sorpresa, la acusación que a Maduro, Cabello y Padrino les formula Heinz Dieterich. Los llama traicioneros y como si eso fuera poco, les adjetiviza como “perros callejeros”. Todo ello lo origina la reunión de Maduro con los enviados del gobierno norteamericano a un parlamento sobre “¿moderación o supresión de las sanciones a Venezuela contra suministro de petróleo para cubrir el déficit que genera las sanciones contra Rusia que le impide a los Estados Unidos adquirir petróleo de Rusia después del ataque a Ucrania?” Pongo entre interrogaciones el tema tratado porque no estuve allí, solo repito lo que “se informa” que fue “el objeto de la reunión”.
A diferencia mía Dieterich aparentemente si sabe lo que se habló y lo que “se convino”, puesto que los llama “traicioneros”; y es posible que lo sean, aunque me pregunto yo ¿a qué han traicionado? Porque la acusación de Dieterich me parece que hace evidente que la traición de Maduro y su séquito es, dada la vehemencia expresada, a lo que Dieterich espera o esperaba que hiciera Maduro y desde luego antes de él, Chávez Frías.
Tal es la razón de su furia, porque Maduro como antes Chávez, nutrieron sus ambiciones políticas en algo mal leído y peor digerido de ¿Marx? ¿Acaso lo hicieron? Creo que no, pero oyeron hablar de ellos y también de Gramsci muy probablemente por boca del profesor de LUZ José Manuel Delgado Ocando, que les enseñó “que la revolución está por encima de la constitución” y desde luego finalmente Ernesto Ceresole.
Dieterich debe haber encontrado en una conversación de los enviados de los Estados Unidos a Venezuela con Maduro y su séquito íntimo, lo que nos narra el Evangelio del diálogo en el desierto de Cristo tentado por el demonio “todo eso que ves será tuyo si te inclinas ante mí y me adoras”. De lo cual yo deduzco que la calificación de “perros callejeros” que hace de Maduro y sus acompañantes el señor Dieterich es porque para él son los Estados Unidos de América la encarnación del demonio, que le ofrece a los desposeídos una riqueza superior a esa oferta de infinito valor de darle a cada quien según sus necesidades; y desde luego con la pequeña contra partida de exigirnos según nuestras capacidades. Desde luego tanto Chávez como Maduro, que llegaron al mundo con tantas carencias ¿pudieron llegar a satisfacer sus necesidades? Lo pongo en duda, pero en lo que no tengo dudas, sino certeza, es que las necesidades de Dieterich serán satisfechas con la ruina o con la decadencia de los Estados Unidos de América, de allí su grito de desprecio contra el usurpador Maduro. Ojalá allí se detuviera. Si los Estados Unidos llegaran a desaparecer Dieterich encontrará el nuevo opresor a quien combatir en una lista donde jamás figurará ni Stalin, ni Mao, ni Castro, ni por supuesto Putin, que no solo invade Ucrania sino que amenaza con una guerra nuclear si se le atraviesan.