La represión tiene su mensaje
La reacción exagerada demostrada por el gobierno “revolucionario” ante el documento publicado por Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado en El Nacional (11-02-2015), es sospechosa. De acuerdo a la Constitución Nacional, no es ni será un delito hablar o escribir en torno a la actual situación en que se encuentra el país ni de las posibles medidas que deberían tomarse para salir de la crisis; menos, el exigir libertades democráticas, defender a la población o enumerar algunas directrices, en caso de que haya una transición.
La bestial y grave crisis creada por la mala administración económica del gobierno impacta a toda la población. Nadie escapa a la inflación, a la escasez ni a la deficiencia de los servicios públicos. Este gobierno ya no tiene respuestas políticas, económicas ni sociales que satisfagan las necesidades de la gente. ¿Será que lo único que le queda al gobierno es represión? ¿Será que el totalitarismo del gobierno de Nicolás Maduro comienza a sentir el hormigueo, la sensación visceral cierta de que va a perder la mayoría en las Elecciones Parlamentarias 2015? ¿Será que sintió que desde la cárcel, el liderazgo de Leopoldo López, su preso político, al que apoda “Monstruo de Ramo Verde”, para evadir su responsabilidad de los mortales sucesos surgidos a partir de 12 de febrero de 2014, se le convirtió en un verdadero monstruo electoral? ¿Será por eso que lo presiona para que salga del país?
Por esta causa, el siniestro laboratorio político de Nicolás Maduro, monta otra estrategia, busca otras víctimas, otros presos y otros conflictos que le permita institucionalizar la represión. ¿Su propósito? Sacar del juego político a sus adversarios principales. De esta manera busca disminuir y disuadir el liderazgo del máximo dirigente de Voluntad Popular (VP). De allí, la acusación de golpistas, contra el propio Leopoldo y otros dirigentes de convocatoria y votos sólidos. Por eso el gobierno cae, en forma de pandilla embozalada, contra los dirigentes políticos Antonio Ledezma, María Corina Machado y Julio Borges.
La “revolución” buscaba una coartada. La encontró, como ya lo sabemos, con el acostumbrado y eterno artificio de acusar a sus adversarios políticos de gestar un golpe Estado. Y, bajo este ardid, cree que puede apresarlos de manera improcedente, sin justificación ni ley. El totalitarismo es arbitrario, no necesita ley ni normas. Esas “menudencias” no lo distraen, es antidemocrático. Ciertamente, el gobierno totalitario de Maduro necesitaba apresar con aparataje, gran movilización y fuerza a un personaje de la estura del alcalde Antonio Ledezma. Necesitaba enviar un mensaje a la población. Buscaba heraldos de intimidación para cargar de miedo al pueblo. El objeto es silenciar. Sistematizar y aumentar la censura previa en los medios de comunicación social. Que nadie proteste. Que nadie exprese ni escriba ideas contra el gobierno. No lo decretan; pero subrepticiamente, prohíben el ejercicio de la política y la crítica a la oposición. Esta abusiva práctica indica que la política es propiedad del gobierno. Así se impone el terrorismo de Estado, la tiranía. En consecuencia, todos los venezolanos pasamos a vivir en libertad condicional.
Como ya vemos, el totalitarismo siempre renueva sus móviles represivos; pero reitera, de alguna forma, sus guiones: se irrita fácilmente, no acepta la libre opinión ni sugerencias, se cree dueño de la verdad, usa la justicia selectiva y la fuerza bruta, es excluyente, impulsivo y muy severo con sus oponentes. Por ello, de nada vale decirle que apresar a una persona injustificadamente, sin los previos requisitos de ley es un acto de violación de los DDHH, que eso es palpable tortura. No, esto no lo conmueve. En fin, la represión tiene un fin, emite un mensaje.
Sin más, el totalitarismo de Maduro empieza de nuevo a abusar de su fuerza y de sus armas. ¿El objetivo? Encontrar estratagemas potenciales para aniquilar, si no de manera física, políticamente a la oposición. O, en último caso, crear conflictos hasta encontrar razones que le permita presionar al Consejo Nacional Electoral (CNE) para saque a las elecciones parlamentarias de este año. Saben que van a perder la mayoría en la Asamblea Nacional. 2015 les suena nefasto, nugatorio, fatídico para sus aspiraciones. Quieren estar perpetuamente en el poder. Ya la realidad, su propio Frankenstein, los desespera y los lleva a cometer errores. Pero, con la artimaña del golpe de Estado y la detención abusiva contra el Alcalde Antonio Ledezma, les pudiera salir el tiro por la culata.
