La reconstrucción
Venezuela está sufriendo dolores de parto. Está naciendo un nuevo momento en la historia de nuestro país. Como decía Gramsci, “el tiempo viejo no termina de morir y el tiempo nuevo no termina de nacer”.
Ya la llamada revolución del socialismo del siglo XXI es tiempo viejo. El saldo de su gestión no puede ser más lamentable. Ha sido una prolongada siembra de odio que costará mucho trabajo superar.
Hoy tenemos menos democracia que ayer. Hoy tenemos niveles de confrontación, de división y de polarización difíciles de superar.
Hoy tenemos que enfrentar una catástrofe económica frente a la cual se requiere un inmenso esfuerzo colectivo. Hoy tenemos un cuadro de pobreza alarmante y creciente. Cada día que pasa nos estamos empobreciendo. Nunca había habido en Venezuela tanta pobreza y nunca los pobres habían sido tan pobres.
También podríamos evaluar la gestión del socialismo del siglo XXI desde el punto de vista del clima ético de la nación.
Nunca había habido tanta corrupción y nunca la corrupción había alcanzado niveles tan escandalosos.
Lo que interesa ahora es preparar la transición y preparar la reconstrucción del país. El padre Luis Ugalde acaba de escribir un excelente artículo sobre el tema de la transición. En este mismo espacio hemos dedicado varios artículos a comentar la experiencia de transiciones exitosas que se han dado en otros países. Hemos comentado los ejemplos de Chile, de África del Sur, de España, de Polonia y de otros países del área de influencia de la antigua Unión Soviética.
En esos países terminó prevaleciendo la inteligencia y la prudencia política y lograron éxito en todos los términos. Ahora son más democráticos, cuentan con economías más prósperas y han recuperado de la pobreza a millones de seres humanos.
El país necesita un gran esfuerzo de unidad. Se requiere un gobierno de transición, de emergencia y de unidad nacional.
Hay que lograr grandes acuerdos que nos permitan avanzar por el camino de la reconstrucción y de la reconciliación nacional.
El gobierno de transición tiene que contar con un amplio respaldo nacional para que pueda tomar las medidas urgentes que deben asumirse sin pérdida de tiempo.
Las tres grandes tareas que tenemos por delante, además de lograr el cambio de gobierno con el menor costo posible y con sujeción a los principios constitucionales y democráticos, son: rescatar la democracia y la plena vigencia del Estado de derecho, recuperar la economía y promover la producción nacional de bienes y servicios y atender la crisis social de hambre, desabastecimiento y de carencias de toda índole que afecta a la mayoría de la población.