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La Pared Oscura

Nosotros, los occidentales, fuimos introducidos al pensamiento oriental a lo largo de los siglos: cuando Alejandro Magno expandió su imperio a China e India, con las incursiones de Genghis Khan, con los mongoles en Europa o las incursiones evangélicas de San Francisco Javier en el Japón medieval, por no hablar de los milenios de comercio entre los dos hemisferios. Todas esas etapas crearon un intercambio de cultura, literatura y conocimiento. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión de la entrada del pensamiento oriental en el hemisferio occidental se produjo con la visita de Swami Vivekananda a The Parliament of World Religions en Chicago en 1893… y llegó como un huracán.

El misticismo, los Upanishads, el Bhagavad-Gita, el budismo, la meditación, Karma, Maya y otros escritos e ideas filosóficas sedujeron a los occidentales. Para la primera gran guerra la mayoría de los intelectuales estaban algo familiarizados con el pensamiento y la espiritualidad orientales.

Para los años 80, había diferencias entre el Oriente y Occidente, hoy en día bastante más diluidas. Entonces en Oriente, la vida se imponía a las personas desde que eran niños; en cambio en Occidente estamos más acostumbrados con opciones. En China o Japón, una madre no le preguntaba a su hijo qué sabor de helado quería, se lo daba; en Occidente aun las madres preguntan a sus hijos, ¿quieres un helado de vainilla o chocolate? En los años 80 en Japón, las universidades ofrecían a los estudiantes clases asertivas para ayudarlos a tomar la iniciativa. En el metro de Japón existían “Empujadores” (Pushers) de pasajeros con guantes blancos, para obligar a la gente a subir al vagón del metro y no retrasar el horario. En América Latina, en el metro en hora punta, se necesitaría ayuda para evitar que las personas no se empujen y se lastimen entre sí.

Es natural entonces que las creencias religiosas en Asia exalten a los individuos a la categoría de lo divino, y en Occidente, todos estamos sumergidos en la categoría de pecadores; la religión compensa las disposiciones culturales y sociales. Oriente y Occidente son como los dos hemisferios del cerebro de la consciencia del planeta, es en su conexión e interdependencia donde sucede lo extraordinario.

La división primordial no es entre el bien y el mal, es entre el ser y el no ser. Es la tensión de fuerzas opuestas la que hace posible que existan estrellas en el universo, y por la evolución ha hecho avanzar los hemisferios en nuestros cerebros al increíble punto de consciencia.

¿Dónde está la separación de esas fuerzas opuestas?

He asistido a retiros de meditación Vipassana varias veces durante mi vida. Es una experiencia de humildad extraordinaria que nos enseña quiénes somos realmente. Durante diez días seguidos, te sientas a meditar durante diez horas cada día, no mantienes ninguna forma de comunicación con nadie y compartes las comidas en silencio. No es necesario decir que cada sentada se torna un acontecimiento; muy parecido como cada instante de la vida puede ser un acontecimiento… ¡Si estás despierto! A veces explotaba como un volcán que desborda energía fuera de control, otras experimentaba una dulce brisa serena y pacífica.

En una de esas sentadas, entré en un profundo estado de serenidad y experimenté una increíble visión. Con cada respiración mi cuerpo se asentaba y entraba en una profunda paz. Observaba los pensamientos a medida que aparecían, como mirar nubes en un cielo azul. Mis pensamientos intentaban seducir mi atención; sentía el tirón, pero levemente dejaba pasar el pensamiento con cada exhalación. Suavemente comencé a seguirlos hacia su origen y los pensamientos se volvieron más inestables, pero curiosamente mi atención permanecía centrada y en paz. Entonces me encontré ante una pared oscura; no era sólida, más bien era un límite en el espacio que no reflejaba ninguna luz. Las ideas surgían de ella como si vinieran de un espacio vacío. Pude apreciar cómo transpiraban de esta “nada” a mi atención las ideas… por alguna razón no me aferraba a ellas.

Permanecí allí un tiempo indefinido, al frente de esta nada oscura. A medida que salían los pensamientos de ella, podía “escuchar” la idea, sentir la atracción, pero no me movía de mi suave atención que permanecía en el Muro. Luego presté más atención a la aparición de cada pensamiento a través de la oscuridad y era como si no hubiera nada y luego aparecían los pensamientos como si fueran entes físicos saliendo de la Nada.

La oposición entre las fuerzas del Ser y del No-Ser es el límite del oscuro muro.

Tendemos a pensar que el Ser es donde actuamos, y el subconsciente es el No-Ser. Pero si no has decidido conscientemente conocerte a ti mismo y confrontar la profundidad de tus contradicciones, miedos y aprensiones, estás viviendo en un estado de No-Ser y el Ser brota de ese muro. No es una cosa o la otra, es un flujo; sin embargo, cuando estás evitando o reprimiendo lo que viene de ese muro por no tener consonancia con lo que crees que eres, tu vida se torna una negación de quién eres realmente, y por lo tanto vives en el No-Ser. Mientras más resistes, las “apariciones” se tornan más contradictorias y hasta violentas.

Tienes razones en resistir lo que sale de tu Muro o Sombra; hay una reminiscencia del infinito, y por lo tanto incluye al Tú que es capaz de actos maravillosos y espantosos también.

La Sombra no es un lugar, es el horno del Ser de donde todo brota

Mi intuición me dice que el Ser y el No-Ser es lo que crea el universo. Tendemos a pensar en la Sombra (concepto Junguiano del aspecto más oscuro del subconsciente) como un lugar de donde surgen los aspectos más oscuros y horrendos del individuo. Es una interpretación equivocada. La sombra es un portal, nuestras raíces más profundas llegan hasta la sopa primordial de la creación, cuando había todo en un solo punto infinitesimal; y como esa historia desde entonces, pasando por nuestros ancestros los primates hasta hoy es demasiado, hay una línea donde no comparte luz. Es una línea divisoria entre el Ser y el No-Ser, entre nuestra percepción consciente y el Todo potencial concreto y fáctico.

Cuando estamos en nuestros primeros años y tenemos experiencias negativas, no importa si tienes tres meses o cinco años, esas experiencias negativas encienden señales de alerta y todo tu ser está completamente presente. Esa es una característica interesante del dolor y la adversidad profunda, te enfocas en ella como si nada más existiera, es lo más real que puedes experimentar. Es notable cómo el dolor y las experiencias estresantes profundas hacen una especie de reinicio en tu psique. Es como si la consciencia hubiera sido reseteada por la ansiedad que desencadena la adversidad abriendo una apertura; y luego, con la respuesta se estructuriza; como una ecuación o receta química, se guarda dentro de ti. Luego en tu vida, cuando tienes una experiencia similar, reacciona desencadenando respuestas similares. A medida que se vuelve más automático por tu negación y represión de los estímulos, se hunde en la Sombra y ahora es una fuente de inestabilidad y angustia cuando aparece algo parecido a la experiencia de inquietud original.

El estrés y la ansiedad aguda son “amigos”

Precisamente porque somos insondables, necesitamos ayuda para explorar y ampliar la percepción de quienes somos. Por eso, el estrés y la ansiedad son nuestros aliados. Si no por otra razón, porque precisamente el estrés y la ansiedad severas generan este reset, como un reinicio en una computadora, es un momento perfecto para aprender nuevas habilidades y establecer nuevas disciplinas. Si te resistes a la situación, tu psique vuelve a caer en patrones anteriores; pero si reúnes toda tu valentía y te enfrentas a ese dragón, podrás extraer oro. Sí, algo de ti morirá; tal vez incluso algo a lo que estés apegado. Pero en el análisis final, esa es la razón por la que extraes oro, porque develas un patrón limitante, recuerda las riquezas se encuentran donde no estás dispuesto a buscar.

A través del estrés y la ansiedad aguda se abre una oportunidad donde te puedes expandir y hacer retroceder la línea divisoria de la Sombra, puedes integrar una pequeña parte de todo el Ser que eres y al que aspiras internamente llegar a ser a plenitud.

Si sientes dolor, es porque estás vivo

Me he encontrado con personas que me han dicho que nunca se han enamorado. Si te has enamorado, sabes que es miseria, incertidumbre, además es desestabilizador y doloroso… Especialmente al principio (vaya, eso sí que es un eufemismo). Entonces, cuando es correspondido y el primer abrazo tiene lugar, estás muy por encima de las nubes y el cielo está un paso por debajo.

El Ser y No-Ser, el Orden y el Caos, todo apunta a una dicotomía latente en ti. Tienes razón de tener miedo, pero si tienes miedo de la vida, la vida no sucederá para ti. Uno necesita volverse vulnerable para enamorarse, vivir plenamente y descubrir en quién puedes convertirte. Aprende a amarte a ti mismo de esta manera y nada te derribará. Aprende a amar a los demás así, y el mundo entero será tuyo… No necesitarás nada para estar completo, si te mantienes fiel a esa manera de vivir, el Todo saldrá en tu ayuda a cada giro.

¡Amar es una decisión!

Próximo martes…

EYES WIDE SHUT (1999)

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