La oposición es una o no hay oposición
Hacerla pública una y otra vez, y de ningún modo resulta suficiente expresar los criterios, tendencias y valores que la constituyen. Los estudiantes no solamente nos han dado un ejemplo de valor, constancia y generosidad. Ellos también discuten el qué hacer y el cómo hacer frente a la dictadura. Ellos son demócratas, primero internamente, al debatir las formas de proceder, y luego, externamente al salir a la calle para dar la cara juntos, con los rostros desnudos, por nosotros. No se concibe una oposición con distanciamientos y miradillas de reojo. Ahora es legítima una única ambición: recuperar la independencia que Bolívar alcanzó, y que este régimen ha entregado al control y espionaje de los cubanos.
No basta, pues, con decir que la oposición existe. Queremos verla a toda, unida, con los rostros descubiertos en la calle. A María Corina Machado y a Leopoldo López, a Enrique Capriles, a Ramón Guillermo Aveledo y sus compañeros de la MUD, al Alcalde Antonio Ledezma, a los representantes de los viejos y nuevos partidos, a los sindicalistas, a todos reunidos, resueltos, al frente de las marchas, concentraciones y protestas. No hay una oposición por partes, no hay una oposición si es dividida. Las estrategias y tácticas que se elaboren, han se empezar por consolidar la oposición, por multiplicar su fuerza, o no serán estrategias y tácticas de la oposición. Si no concluimos por integrarnos en un cuerpo único y solidario, no habrá más remedio que reconocer un día, que esto que se adelantó, a pesar de tantos esfuerzos, de tantos presos, torturados y sacrificados, no fue una oposición.