La Navidad y la cadena de bloques
El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
-Mateo 24:35
Pablo Brito Altamira
En tiempos de la Inteligencia Artificial, de Airbnb, del Bitcoin y de Uber, la acelerada transformación del mundo conocido nos lleva a pensar que nada permanece, que todo cambia, que lo que ayer era ‘naturaleza humana’ pronto será simple cultura, asunto sometido al tiempo, a los usos y a las costumbres locales de territorios que un día son una cosa y al día siguiente otra totalmente distinta.
Pero mientras haya niños, que sin ellos la especie no continuará existiendo, habrá – cada vez más globalmente y más intensamente – lo que durante siglos se ha conocido y se conoce aún como Navidad.
Para decirlo en términos contemporáneos, la Navidad forma parte de la cadena de bloques sobre la que está edificada la Cultura Occidental, que es en esencia Cristiana y Democrática, pase lo que pase, como decía Oriana Falacci, atea y libertaria.
En la cadena de bloques o blockchain: “la información contenida en un bloque solo puede ser revisada o editada modificando todos los bloques posteriores. Esta propiedad permite su aplicación en entorno distribuido de manera que la estructura de datos blockchain puede ejercer de base de datos pública no relacional que contenga un histórico irrefutable de información.” (Wikipedia)
Así, la Navidad no se define ya como una festividad específica o propia de una religión, de una cultura o de una etnia, sino que es una tradición universal. Como la música de Bach, la pintura de Da Vinci o la Literatura de Cervantes, Moliere o Shakespeare.
Dicho en otras palabras, la Navidad es un Valor Humano incorruptible, que existirá mientras exista el ser humano.
¡FELIZ NAVIDAD!
@Hermeticum
