La mediación de Samper
Esta semana los EE.UU en ejercicio de su soberanía, impuso nuevas sanciones a funcionarios venezolanos por estar involucrados en violación de DD.HH y corrupción. Como respuesta, la cancillería venezolana emitió un comunicado en el cual lamentan «la continuidad de las agresiones que atentan contra un diálogo de respeto, y violentan los principios de soberanía nacional, igualdad de derechos y no injerencia en los asuntos internos intrínsecos al Derecho Internacional». ( ¿? ) Un lector desapercibido podría pensar que dicho comunicado se ajusta a derecho; si embargo una lectura mas detenida se encuentra con la incoherencia, falta de veracidad y de profesionalidad en su redacción, como con el fondo de la temática.
En primer lugar invoca un “dialogo de respeto”. Algo que el desaparecido Tte Cnel Chávez olvido con el pedir el presidente Busch cuando hizo burla de él, en la Asamblea de la ONU, o mas recientemente los ex presidentes de España, Colombia o Chile quienes han sido objeto de improperios.
El comunicado de marras habla de violentar los principios de soberanía y no injerencia. Sin fuera así, la comunidad internacional nunca se hubiera enfrentado a la Alemania de Hitler, ni existiera la Corte Penal de la Haya, ni la Convención contra la Corrupción. Si de injerencia se trata, el Sr Maduro tiene una larga historia en los asuntos internos en España Colombia, Paraguay y Honduras. De acuerdo a su interpretación el gobierno pretende ir como se dice “rueda libre por el mundo”.
La Cancillería en sus alegatos se remite a la declaración suscrita en la III Cumbre de Jefes de Estados de la CELAC, el 29/01/15 al rechazar la aplicación de medidas coercitivas unilaterales contrarias al Derecho Internacional”, lo cual deja ver claramente la falta de profesionalismo y maniqueísmo que se hace con la declaración. Este tipo declaraciones y resoluciones no se hacen en referencia a personas sino a Estados.
En segundo lugar, acusa a los EE.UU. de violentar la soberanía nacional, como que si el otorgamiento de visas no fuera un ejercicio intrínseco del ejercicio de la soberanía (Convención Viena Consular 1963). Lo que no dice el gobierno es que las medidas son dirigidas a personas y no a Venezuela como Estado.
Finalmente, solicitar la mediación de Samper como mediador ante los EE.UU. a quien el Presidente Clinton le canceló la visa por sus vínculos con el narcotráfico, es otro error diplomático solo atribuible a una cancillería poco profesional.