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La mascarada constitucional

La conmemoración de los quince años de la Constitución de 1999 y los permanentes ataques y descalificaciones al régimen democrático, surgido en Venezuela en 1958, y a la Constitución de 1961 que escuché de importantes figuras del régimen me hicieron concluir que existe la necesidad de analizar y discutir las circunstancias políticas que vivió nuestro país después del derrocamiento de nuestra última dictadura y las muy positivas características de su régimen político. Una de las más acertadas divisiones que debe hacerse de las constituciones de nuestro siglo XX es la siguiente: las constituciones que se originaron hegemónicamente, sea por la fuerza o por el voto popular, y aquellas que surgieron de un verdadero consenso político. Lamentablemente, casi siempre, nuestras Cartas Magnas han surgido en circunstancias políticas excepcionales, sea por imposición de la fuerza o en medio de graves enfrentamientos sociales.

Las constituciones de 1901 y de 1904, consecuencia del triunfo de la Revolución Liberal Restauradora, impusieron una visión conservadora que debilitó, con razón, al Estado Federal. Las Constituciones aprobadas durante la dictadura gomecista, 1909, 1914, 1922, 1928, y 1931 siempre buscaron resolver pequeños problemas políticos que hubieran podido comprometer el poder de Juan Vicente Gómez. La constitución de 1936, aprobada durante el gobierno de Eleazar López Contreras, representó un importante esfuerzo en la reorientación democrática de nuestro sistema político. Se redujo el período constitucional a 5 años y se reconocieron ciertos derechos sociales. La reforma constitucional de 1945, impulsada por Isaías Medina Angarita, eliminó la prohibición de la propaganda comunista, restableció plenamente la de expresión y reconoció el funcionamiento de los partidos políticos. Su gran error fue dejar vigente el sistema de tercer grado para elegir al presidente de la República.

La crisis política que surgió en Venezuela al acercarse el final del período constitucional del presidente Medina generó las causas del golpe militar del 18 de Octubre de 1945. Al triunfar la asonada militar, se encargó del poder Ejecutivo la Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt, que de inmediato convocó a una Asamblea Nacional Constituyente, mediante el voto directo, universal y secreto. El resultado electoral mostró la tendencia hegemónica de Acción Democrática. La Constitución de 1947 incrementó el intervencionismo del Estado, el fortalecimiento de los derechos sociales y una marcada orientación hacia el Estado de Bienestar. De inmediato se convocó a elecciones para presidente de la República. Rómulo Gallegos obtuvo un indiscutible triunfo. La ruptura de la alianza antihistórica entre un partido populista y unas Fuerzas Armadas conservadoras produjo progresivamente las causas del golpe militar del 24 de Noviembre de 1948.

Una Asamblea Nacional Constituyente electa fraudulentamente en 1952 aprobó la Constitución de 1953. Su contenido es muy similar a la Constitución de 1936, aunque aceptó el voto directo, universal y secreto. La crisis cívico militar de 1958 se originó al intentar Marcos Pérez Jiménez continuar en el poder violando la alternancia republicana establecida en dicha constitución. El amplio acuerdo político, surgido en la lucha contra la dictadura, facilitó elegir en 1959 a Rómulo Betancourt, presidente de la República, y escoger un congreso nacional equilibrado que permitió aprobar, con el respaldo de todas las fuerzas políticas, la constitución de 1961. Esta constitución reconoció los derechos individuales, limitó algunos derechos económicos por interés nacional, aumentó la intervención del Estado al reservarse la propiedad de las industrias básicas, amplió los derechos sociales, fortaleció el Estado de Bienestar, proclamó la autonomía municipal y prohibió la reelección presidencial por diez años.

No voy a resumir el contenido de la Constitución de 1999. La abusiva propaganda oficial lo ha hecho. Lo que sí quiero señalar es la inconsecuencia de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro con sus principios fundamentales. Sólo con leer el proyecto de reforma constitucional presentada por Hugo Chávez y rechazada por el pueblo venezolano se llega a esa conclusión. Lo mismo ocurre con la mayoría de las leyes habilitantes. El caso, es que Venezuela dejó de ser un “Estado democrático y social de derecho que garantiza la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político” para transformarse en una hegemonía ideológica que abusa permanentemente del poder. Su objetivo es consolidar un partido único. Esto se lograría, a través de la fusión de la Fuerza Armada Nacional con el PSUV. Las mascaradas constitucionales, como la de 1999, siempre terminan en medio de importantes crisis históricas. Esta realidad la viviremos este año 2015.

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