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La iglesia católica y la grave situacion de venezuela

En Venezuela, se realiza un diálogo entre el gobierno autoritario y la oposición política, tendente a lograr la convivencia pacífica, armoniosa y progresista, para la felicidad de todos sus habitantes. Como garantes de este diálogo, participan: un representante de la iglesia católica (2ª vez que lo intenta), la conocida institución de UNAUR y varios ex presidentes de repúblicas amigas. No es ningún secreto que, los garantes participantes en la mesa de diálogo demuestran ciertas preferencias por el gobierno, con quienes tienen cierta coincidencia doctrinaria con el socialismo.

Me permitiré hacer una pequeña introducción sobre el escenario actual en el cual se desarrollará el referido dialogo. Se da por descontado, el conocimiento de los participantes en dicho diálogo, de las enormes diferencias del orden doctrinario en materia política que existe entre gobierno y oposición. Es decir, entre socialismo/comunista versus democracia capitalista. El gobierno dice que es democrático, pero gobierna con mucho autoritarismo. Pretende imponer el sistema económico socialista (estatismo) para desarrollar la economía del país. Además, el gobierno viola constantemente a la constitución. A saber: realiza persecuciones políticas y mantiene a más de 100 presos políticos en cárceles; reiteradamente viola los derechos humanos; impide la existencia del estado de derecho en el país; comete a diario abusos de poder; restringe la libre expresión y acosa a los medios de comunicación; sus líderes civiles y militares acostumbran declarar públicamente que jamás entregarán el poder; etc. Lo militares de la república de alta jerarquía se declaran chavistas y defienden al gobierno, cuando su rol es el de imparcialidad política. Este rol, según el artículo 328 de la actual constitución, es el de defender la república, no a un gobierno en particular.

A la crisis política resumida arriba, se le suman las crisis: económica, social, moral y cultural, que han convertido a Venezuela en uno de los peores países para vivir. Para 2016, se pronostica una abismal inflación superior al 500%, un bolívar inmensamente devaluado (1000 bolívares por cada dólar), altísimo desempleo (por encima de los dos dígitos), ínfimo poder adquisitivo (mucho pueblo pasando hambre), desbordada e incontrolada corrupción, falta de materia prima para producir alimentos, alarmantes cifras de asesinatos.  Si a esto sumamos el descalabro de PDVSA (la mayor industria del país generadora de divisas del país) y la manifiesta negligencia del gobierno para resolver los problemas del país, aunado a su empeño y terquedad en no cambiar el modelo económico socialista utilizado hasta ahora, todo esto sintetizado en un avasallante estatismo y una reducción descomunal del aparato productivo privado.

No es un misterio ni un exabrupto, pensar que para sacar a Venezuela económicamente hacia adelante y salir de la crisis económica, será necesario recurrir al uso profundo del sistema económico de libre mercado, conocido como capitalismo, el cual desagrada tanto al socialismo comunista del gobierno. Siendo que uno de los puntos de honor de la oposición, a proponer en la agenda del diálogo sería el de permitir el restablecimiento de la democracia en el país. En tal sentido, un evento fundamental para resolver los inmensos problemas que nos agobian sería el de permitir el desarrollo del inconcluso referendo revocatorio, solicitado al mandato de Nicolás Maduro y de su gobierno; el cual fue suspendido en una brutal violación a la constitución.

El Papa Francisco, ha declarado recientemente que el representante suyo en la mesa del revocatorio, pudiera retirarse de comprobarse no existir intenciones reales de las dos partes para seguir dialogando sin lograr progresos reales. Dirigentes del gobierno y de la oposición, vistas las grandes diferencias ideológicas e intereses existentes que les separan; según las cuales impedirían que se llegase a un arreglo consensuado, dan por descontado que no habrá acuerdo. Por lo tanto, muy difícilmente el diálogo sea exitoso; razones por las que no es de extrañar, se tenga que acudir a otros escenarios para llegar a una solución. Ante estos pronósticos pesimistas, me inclino a pensar, que solo a través de un milagro de la Iglesia Católica se podrá lograr la paz en Venezuela. Ojalá y el Papa Francisco, no se irrite, cuando sea informado, de que los venezolanos necesitamos desesperadamente del capitalismo para salvar a Venezuela del caos, la barbarie y la pobreza en las que la hundió el socialismo de este desastroso gobierno chavista que nos abruma.

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