La hipoteca sinopetrolera
Isaías A. Márquez Díaz
En relación con el viaje de Nicolás Maduro a China (14-16/9) destaca la cualidad más reluciente de su administración: “intransparencia” u opacidad ya que desconocemos, absolutamente, los acuerdos con esa nación; lo poco que sabemos nos llega por las agencias de información que poseen fuentes en China; así tenemos: cesión de un 9,9 % de la empresa mixta Sinovensa a China Petroleum Corporation, productora de unos 130 mbd de cridos pesados en la Faja Petrolífera del Orinoco, lo cual conlleva incremento de la participación china de un 35,75 % a un 45,65%, cesión que no se define el porqué de la misma, sobre lo cual se conjetura que tendría por objeto iniciar la reducción de la deuda, cuyo monto asciende, ahora, a unos US $28 millardos que debemos a China. Además, sobre la misma materia petrolera se fijan algunas cartas de intención para el desarrollo de empresas mixtas (Petrourica y Petrozumano) para la producción de crudos livianos en el estado Anzoátegui, a manera de Alianzas Estratégicas Integrales CNPC/PDVSA a fin de recuperar la producción y retornar al plan de exportación de un millón de barriles a China.
Recordemos que China está posicionada como líder axiomática de la globalización, aunque está bajo las fuerzas paradójicas de la misma y el nacionalismo. Asimismo, dispone de un plan de desarrollo socioeconómico hacia 2019, que aspira al PIB per cápita más alto del mundo. Para realizarlo, es necesario un crecimiento sostenido de lo que, hoy por hoy, es la segunda economía más grande y prominente del mundo, razón por la cual se nos acerca, discretamente, con la finalidad de ubicarse sobre los activos energéticos venezolanos que le permitan disponer de los recursos naturales para el logro de su plan socioeconómico, mientras que Maduro ni por inercia reacciona ante la crisis sociopolítica que agobia a la población entera.