La falta de sindéresis, mal de nuestro tiempo
La sindéresis es la facultad que tenemos los humanos de pensar con rectitud y lucidez.
En la Venezuela de hoy lo que prevalece es la exacerbación de las emociones y, por lo general, las reacciones suelen ser más negativas que positivas. Pareciera que interesa más ver el tamaño de los árboles, que la selva que nos rodea.
Sin pretender, Dios nos salve, actuar como psicólogos, es hora de detener la diatriba y darle más espacio y tiempo al pensamiento creativo. Hay conciencia de que la situación del país va de mal en peor y también existen juicios establecidos sobre las causas, aunque estas sean diametralmente diferentes, según en qué lugar del espectro político se esté ubicado.
Lo peor es que se ha venido potenciando un estado de crítica permanente a cualquier iniciativa que tienda, de manera acertada o no, a encontrar salidas consensuadas a la crisis.
La intolerancia manifiesta no es exclusiva de una determinada parcialidad política. Podríamos decir que en gran parte es genérica, porque no está basada en un pensamiento crítico y analítico, sino en el desahogo de muchas emociones reprimidas a lo largo de los últimos años.
Pero es indudable que, en algún momento, ante la gravedad de la crisis y la impostergabilidad de tomar medidas para detenerla y superarla, se recuperará esa capacidad de ver la realidad más allá del odio, del resentimiento y de la exclusión y se debe empezar poco a poco a ejercer la capacidad de lograr a través de las acciones y no de las palabras, la transformación positiva a este gran país.