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¡La diatriba opositora!

Hemos dicho, que Venezuela ha vivido un perverso y rancio militarismo desde el inicio de la república después de su separación de la Gran Colombia, el que hemos calificado de sinóptico; militarismo que ha convivido por mucho tiempo y por conveniencia política, que luego del pasado reciente, después de de la derrotada incursión castro-comunista; pervivió con la democracia a partir de 23E58, que a decir de versados historiógrafos del modernismo, pudo consolidar un gobierno que luchó hasta derrotar el guerrillerismo “intelectual” comunista, hasta que en 1998 sobrevino el régimen del «comandante eterno”, quien aliado con los anti políticos “ingenuos”, promovieron el morboso y estúpido “socialismo del siglo XXI”. Ese de la “revolución que vino para quedarse”, pero que sin gases, bombas ni virus, logró la mayor decadencia económica que haya conocido el mundo cívico y civilizado.

Hoy, como hemos dicho, esa perversión se ha incrementado con la estupidez opositora de opositores, que con las ansias del poder partidista transformado en oposición engañosa, logró dividir la UNIDAD que se logró consolidar hace algunos años, llegando al extremo de promover la abstención con el fundamento de un fraude electoral, que obviamente, ha dado fuerza al régimen del PSUV, que en realidad es una minoría que ha logrado legalizar al régimen, que no es chavista.

En verdad, ha surgido lo que hemos llamado la “diatriba opositora”, un maremágnum de engaños, que es necesario disolver para poder reconquistar la clara y verdadera democracia. Es imposible lograrlo continuando con el engaño de los líderes opositores, que desde hace mas de una década han impulsado el cambio fundamentado en la acción de fuerza. Esa acción que fue propuesta mediante engaños jurídicos fundamentados en equivocadas interpretaciones constitucionales. Unas propuestas que creyeron inducir a los integrantes de la Fuerza Armada para la rebelión, que obviamente es un llamado delictivo contra el precepto de la defensa militar que le establece la Constitución. Otros, confundieron la idea de misión militar institucionalizada desde siempre, con intervención militar externa, un claro absurdo que califica la traición a la patria.

 Cuando hablamos de diatriba, nos remontamos a los cínicos griegos, y en especial, al cínico Bión de Borístenes, quien empleó la ironía para burlarse de los hombres y sus debilidades, de donde nace la idea de la diatriba como discurso agraviante y sarcástico. Sin dudas, podemos asimilar el concepto al actual discurso opositor, cuyo propósito, como los cínicos, solo sirve para atacar al régimen y censurarlo con contenido violento, usando la falsedad como forma de mantener el liderazgo.

Son muchos los venezolanos opositores quienes se han pronunciado con propuestas válidas para el cambio del régimen, del chavismo o “Socialismo del siglo XXI”, que es el fundamento del desastre. Entre esos venezolanos, algunos, como el Padre Ugalde, piensan que se requiere un “renacer de la política”, lo cual pareciera una verdad de Perogrullo, pero en nuestro interno sabemos que quiere decir lo mismo, cambio de liderazgo o cambio de forma de hacer política. Nunca se logrará ese cambio para el renacer, si los líderes de los partidos no unen esfuerzos de unidad para lograrlo; esa UNIDAD que se consolidó y logró la mayoría en la Asamblea Nacional en 2015.

Quisiéramos tomar de ese escrito del Padre Ugalde, lo que creemos es una conclusión necesaria: “La dictadura no puede continuar burlándose  de la gente. Entendemos que a quien preside el régimen y a su ministro de la Defensa que lo  respalda con las armas les cueste reconocer que en sus manos la esperanza de los pobres se ha convertido en fábrica de hambrientos y que millones de chavistas están desesperados por salir de esto.

Los partidos democráticos también tienen que nacer de nuevo si quieren recuperar la credibilidad de la población. Nacer de nuevo anclados en el corazón del pueblo significa: hacer suyos los dolores de ese 90% en pobreza y los retos de miles de empresas productivas que se debaten entre el cierre y el resurgimiento.

Los partidos no pueden renacer sino pegados al sufrimiento de la gente y a sus luchas por la vida digna y el cambio, contando con el imprescindible apoyo internacional de casi toda Europa y las dos Américas.  Todo lo que no sea unidad, sino interés partidista, es sentido por la gente como abandono y traición de los partidos. Solo renacerán y se relegitimaran unidos a los reclamos y luchas del pueblo.” Como dijimos antes, ¡No hay otra; es en sí, el contenido de la diatriba opositora!

@Enriqueprietos

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