La depreciación del bolívar
Nuestra historia económica se caracteriza por las devaluaciones sucesivas de nuestro signo monetario; inicialmente, durante 1929, el régimen del gral Juan Vicente Gómez, el tipo de cambio pasó de unos Bs 3,35/USD a Bs 3,90/USD, imposición de EEUU, por el desplome de la bolsa de NY (28-29/10/1929); hizo campaña para devaluación del bolívar y, así, adquirir el crudo nuestro más barato. Pero, en 1937 durante el mandato del general Eleazar López Contreras (1935-1939), resultado de una fortaleza óptima a escala mundial, pasa a unos Bs 3,35/USD, tasa que se mantuvo hasta poco antes de 1958. Entonces, Venezuela era el único país con monedas de plata ley 900, en circulación.
Tras la caída de MPJ las reservas internacionales, a causa de la fuga de capitales, por una parte, y por otra, altibajos de los precios del crudo, tal situación indujo al Gobierno de Rómulo Betancourt, en 1961, volviera a devaluarse; elimina las monedas de plata; las sustituye por piezas de níquel y queda estabilizado en unos Bs 4,30/USD hasta el fatídico viernes negro de LHC (18/2/1983), producto de las políticas monetarias erráticas del Gobierno de CAP (1974-1979), ante “un país hipotecado”, consumista (ta’ barato, dame dos), mayamero y con niveles de corrupción bien definidos, se crea Recadi, foco de vicios y corruptelas.
En efecto, durante los gobiernos sucesivos se operaron diversos modelos de cambios mixtos y velados, como por ejemplo: minidevaluaciones, maxidevaluaciones, sistemas de bandas; cambios diferenciales, duales y control cambiario a lo que se añadió, una restricción para la adquisición de divisas.
Y, es así cómo nuestro signo monetario se ha convertido en un desecho ni siquiera reciclable, por irresponsabilidad (devaríos) de un BCV lerdo, así como de un sistema retrógrado y difuso, conocido como “socialismo del siglo XXI”, de efectos aciagos en la institucionalidad venezolana. Y, resulta “preocupante” que la situación no sea óptima como para que el BCV mantenga una intervención bancaria porque se destinan divisas escasas en extremo por los altibajos del crudo, que conlleva una venta del BCV entre un 30-40 por ciento menor que lo intervenido por 2022. Y, aunque se reduce el gasto y se refuerza con las divisas producto de la participación de empresas mixtas, donde figura Chevron, muy poco cierto que se logre atisbo alguno de reimpulso económico, pues es un proceso complejo.
Según el director de Olmos Group, “el bolívar se ha devaluado un 500 por ciento frente al dólar en los últimos 12 meses. Y, ”el primer semestre del año no ha sido positivo necesariamente, para la economía venezolana.