La deconstrucción de la construcción
Deconstruir es algo que venimos haciendo en la música, en las artes plásticas y escénicas desde finales del S.XIX. Un punto de inflexión fue en 1912 en Paris, la cuna del arte, con La Siesta de un Fauno, donde lo más elemental del ballet, que es utilizar las tres dimensiones sobre el escenario, fue roto por Vaslav Nijinski para exponer una fantasía erótica en dos dimensiones. La obra concluyó con abucheos y la crítica entonces lo destruyó. Pero días después, el mayor baluarte del arte parisino, Auguste Rodin salió a su defensa y cambio fundamentalmente la tendencia del arte en el mundo.
Deconstruir Barbie era una idea genial, no se podía hacer un largometraje con la visión de las animaciones que actualmente se muestran en la TV de ese personaje, eso hubiera sido un FLOP en toda regla. Históricamente las deconstrucciones han hecho avanzar la cultura y el conocimiento para romper con los estereotipos y estructuras enquistadas. Los Cuentos de Canterbury (1484) son una sátira de las historias de los santos, El Quijote (1615) es una deconstrucción de las aventuras de los caballeros que por 200 años habían dominado la literatura medieval; en el S.XIX los impresionistas deconstruyeron el Neoclasicismo como Degas… más reciente aun, el largometraje animado de Shrek deconstruye las historias de cuentos de hadas de princesas y príncipes. Pero de la idea al hecho, hay un trecho: la versión de Greta Gerwig no deconstruyó Barbie, construyó una fantasía feminista de la realidad a través de una muñeca emblemática de 60 años. ¡Qué lástima!
Una fantasía con poca sustancia
No amerita revisar la infinidad de detalles de guion y dirección donde se rompen arbitrariamente las reglas para acomodar la temática estresada de la directora. Vale sólo recordar a Woody Allen: “si se dobla, es gracioso; si se rompe no lo es”. BARBIE es la fantasía trasnochada y desconectada de una feminista que trata de hacer comedia de un tema que aún no comprende o ha profundizado. La comedia es algo serio, lo hacen bien sólo personas con un profundo conocimiento de la realidad que parodian, por ello saben dónde está el punto más tenso para doblar la realidad sin romperla.
Hay infinidad de ideas buenas en la película, pero sin un contexto y clara visión de cuál es el problema, se torna en ruido; quizás eso sucede en toda la película. Por ejemplo, una línea que hubiera podido ser cómica, enmarcada en un contexto de deconstrucción, es “Soy un hombre sin poder, ¿Eso me convierte en una mujer?”; pero al final es la guinda sobre un helado derretido y podrido que termina de romper la desdibujada caricatura.
El discurso feminista por excelencia, ¿Tiene acaso su momento de gloria?
El punto de giro donde se supone que comienza el desenlace de la trama, suceden varias situaciones que es donde ya, no sólo no es cómico, sino que se evidencia la incapacidad conceptual de dónde está el problema de la mujer y su capacidad para salir de ello.
Así comienza el 3er acto, con Gloria, la dueña de la Barbie Estereotípica, enunciando el siguiente monólogo:
Es literalmente imposible ser mujer (…) siempre tenemos que ser extraordinarias, pero siempre lo estamos haciendo mal.
Tienes que ser delgada, pero no demasiado delgada. Y nunca puedes decir que quieres estar delgada. (…) Tienes que tener dinero, pero no puedes pedir dinero porque eso es grosero. Tienes que ser jefa, pero no puedes ser agresiva. (…) Se supone que te encanta ser madre, pero no hables de tus hijos todo el maldito tiempo. Tienes que ser una mujer de carrera, pero también estar siempre pendiente de otras personas.
(…) Se supone que debes mantenerte bonita para los hombres, pero no tanto como para tentarlos demasiado o amenazar a otras mujeres, porque se supone que eres parte de la hermandad (femenina).
Pero siempre destaca y siempre sé agradecida. Pero nunca olvides que el sistema está amañado. Así que encuentra una manera de reconocer eso, pero también sé siempre agradecida. No hay que envejecer, nunca ser grosera, nunca presumir, nunca ser egoísta, nunca caer, nunca fallar, nunca mostrar miedo, nunca salirse de la raya.
¡Es muy difícil! ¡Es demasiado contradictorio y nadie te da una medalla o te dan las gracias! Y resulta que, de hecho, no solo lo estás haciendo todo mal, sino que además todo es culpa tuya.
¿En verdad vamos a aceptar que esta neurótica representación de lo que es ser mujer es causada por los hombres y su dominio sobre la historia y la cultura a través del Patriarcado?
¡Supérenlo de una vez!
La cultura, no siempre, pero de fondo es una estructura que tiende a la tiranía. Nos constriñe y nos dice quiénes somos, nos empuja y nos arrima, una y otra vez al borde de un precipicio… buscando nuestra confesión: no soy suficiente. La salida de esto es descubrir quién eres y con tus alas alzar vuelo sobre el precipicio. Hombres y mujeres experimentan esta crisis existencial, no sólo las mujeres.
¿Existencialmente cómo sucede? A través de los ideales que admiramos, sean en personas o circunstancias de vida. Yo veo a Elon Musk, los logros que ha alcanzado a sus 52 años, y me avergüenzo. Mi hija admira a las influencers con cien mil likes en cada video; de cara a ellos, ella carece, está en falta. Los ideales nos enjuician, y siempre estamos cortos ante ellos; pero también nos impulsan, enseñándonos quiénes podemos llegar a ser y reconociendo dónde estamos; porque sin ese punto de partida existencial, no hay transformación y crecimiento.
Si las mujeres asumieron ideales culturales limitantes, propuesto como “lavado de cerebro” en la película, de un supuesto patriarcado milenario, ya fue apedreado en los años 60 y 70. Para los 80 estaba claro en la sociedad que no podíamos juzgar a las mujeres como lo veníamos haciendo. Claro que habían entonces más de un rezagado, todo no sucede de golpe… ya desde hace décadas existen leyes que protegen la discriminación por razones de religión, sexo y raza. Ahora es responsabilidad de las mujeres dejar de cargar ese bagaje y no seguir presionando con argumentos del pasado. Recuerda, lo que resistes, persiste; las mujeres por tanto se están presionando a sí mismas. Actúen como muchas lo están haciendo y hagan de su vida lo que quieran que sea; para eso sirvieron los ideales que la cultura les inculcó… para rebasarlos.
Esta fantasía no es la realidad
Los mitos y los cuentos son a veces más reales que la realidad misma. Para poder crearlos en historias, películas y novelas, necesitamos decantar y destilar la realidad en sus esenciales y luego encarnarlos en un personaje que les de vida; entonces es cuando nos inspiran y nos hacen profundizar en el sentido de lo que llamamos realidad. Sin embargo, no necesariamente utilizamos las circunstancias mismas de lo que representan; así Hamlet trata de la tragedia del ser humano frente a las circunstancias de la vida o Blanca Nieves las dificultades de la pubertad de una joven frente a dejar de ser niña. Barbie se pierde en lo explicito sin discernir lo que está de fondo, revolotea como un pescado en el bote al ser sacado del agua por el percador.
Si Barbie es la fantasía de una mujer feminista, tratando de reflejar porqué está donde está y cuál es el camino de salida para evolucionar… me puso a pensar, ¿Cuál es la fantasía que revela quién es el hombre y cuál es el obstáculo que necesita rebasar? De inmediato me vino a la memoria FIGHT CLUB (1999) del director David Fincher. El hombre necesita resolver el tema de la violencia y la agresividad para poder hacerse adulto, no hay otra; y su mayor rival es él mismo. No podemos ver la película de Barbie y molestarnos por la interpretación que aparecen de los Ken, como si la comedia estuviera proponiendo la realidad compleja, descarnada y profunda del hombre y la mujer… es una fantasía de una mujer feminista, sus hombres son afeminados, engreídos, desconectados y desenraizados de absolutamente todo, excepto de Barbie; ellas los quieren idolatrándolas para poder vengarse de ellos rechazándolos, por todo lo que los hombres les han hecho en la historia.
Para concluir el punto de los hombres desprovistos de masculinidad en la película, comparto la reflexión de Jonathan Cahn, un YouTuber con una visión muy aguda y espiritual de la realidad: “imaginen una película dirigida a niños que represente a las mujeres como criaturas inferiores, inútiles y malvadas que tenían que ser conquistadas y los niños u hombres tenían que separarse de ellas”. ¿Cuál sería el impacto de esa declaración? ¿Cuánto fuego hubiese llovido del cielo feminista?
Una estrategia heroica
Por último, la estrategia “heroica” de Barbie, que resuelve el conflicto creado por Ken al transformar Barbieland en el patriarcado de Kendom, es utilizar decepción, seducción e inducir celos para promover animosidad entre los Ken; no dice mucho de las Barbie. Vaya, al final Barbie es Femme Fatal, que paradójicamente es la justificación de la opresión del “patriarcado” para así evitar que lleguen a controlar el mundo.
Creo que los hombres y las mujeres somos muy diferentes, y gracias a Dios que es así. Pero quizás los hombres y las mujeres también somos más iguales de lo que creemos, ambos somos nuestro mayor obstáculo y es necesario resolver e integrar los opuestos dentro nuestro para poder crecer; asumir responsabilidad de dónde estamos es el punto de partida para ambos, sin victimizarnos o responsabilizar a otros por nuestra situación. La diferencia yace en qué nos obstaculiza a cada sexo; intuyo que en la mujer es muy diferente que en el hombre y Barbie no me ayudó a descubrirlo. Efectivamente nuestra cultura está poseída de un espíritu feminista y necesitamos llevarla a un nuevo punto de balance.
Veo bien que las chicas y chicos feministas tengan su fantasía, pero ¿en verdad creemos que esta “comedia” puede tomarse en serio? Con tristeza digo adiós a Barbie, me hubiera gustado ver una visión de deconstrucción de los ideales de belleza y perfección para mejor entender quién es la mujer.
La verdad… es una importante oportunidad perdida.
Si quieres compartir en inglés el artículo, aquí está la versión traducida BARBIE
Próximo Martes
Un largo camino a casa
El comienzo de tres artículos que investigan cuál es nuestro verdadero Hogar y cómo podemos ordenar nuestra orientación para vivir una vida ordenada hacia la plenitud y la correcta relación con todo.
Síguenos en IG
EL PUNTO a la i
El historial de la columna está en cdots.substack por si quieres revisar artículos anteriores.