La consagración de la dictadura
El régimen que nos destruye está desaforado, en el más preciso significado de la palabra. A partir del 6 de diciembre ha dado pasos inimaginables y que chocan frontalmente con las leyes de la República y con los dictados de la democracia y de otras costumbres.
La más reciente barbaridad (escribimos el miércoles a primera hora) se expresa en el decreto No.2.231 publicado en la Gaceta Oficial No.40.845 del 10 de febrero próximo pasado en el que se constituye la empresa CAMINPEG Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas. El régimen se ha decidido a meterse con la gallina de los huevos de oro o piensa terminar la destrucción de la industria que nos ha alimentado durante cien años.
El análisis de lo que leemos no tiene principio, no se corresponde con ninguna estrategia, no tiene base en ningún plan, no tiene antecedentes. Luego solo permite la calificación de “barbaridad”. Y que nos perdonen los bárbaros.
Sin ton ni son se desplazan las funciones y atribuciones de PDVSA. Se desordena, aún más, la dependencia de la operadora de nuestro petróleo y se le asigna al Ministerio de la Defensa y se deja sin funciones al Ministerio del Petróleo. Y para remate, se especifica de manera contundente que se trata de una empresa militar. La casta de la revolución.
Para intentar darle visos de legalidad, leemos que la constitución de la compañía se sucedió en esa dependencia del ejecutivo que recibe el paradógico nombre de Tribunal Supremo de Justicia, decimos paradógico puen no lo entendemos como tribunal, no tiene nada de supremo y mucho menos de justo. Además se requirio la presencia y firma de todos los ministros del despacho. Casi un coctel. Todo ello presidido por un presidente cuya legalidad se discute.
Pensamos que hace falta la mejor información para formarse un criterio aceptable sobre las razones y los objetivos de este movimiento que no es un paso de baile.
Entre las opciones analizadas hemos escuchado que el evento tiene que ver con los compromisos crediticios que tiene en cartera PDVSA. Pareciera que a la usanza de comunidades maulas, se pretende dejar a PDVSA como un cascarón vacío y lleno de deudas, que supuestamente…no podrá honrar. Si este fuera el objetivo, estaríamos en presencia de algo absolutamente inédito y además inaceptable.
Pero dadas las condiciones y situaciones que estamos viviendo en estos agitados días, quisiéramos plantear otras intenciones o interpretaciones.
Escuchamos en las intervenciones que se sucedieron el martes en la Asamblea Nacional, con motivo de la aprobación, en primera discusión, de la llamada Ley de Amnistía, que existen por lo menos tres grupos militares y cuatro facciones del partido oficial que cambian impresiones sobre la sustitución del señor Maduro en sus funciones de Presidente de Venezuela. Hemos escuchado y leído que se discuten tres o cuatro vías que de acuerdo con lo prescrito por la Constitución, que pueden lograr ese objetivo. Dejemos que los Diputados hagan su trabajo.
Pero nuestra mente nos ha puesto otra interpretación. Mucho más pedestre, mucho más sencilla, adecuada a los deseos tribales del grupo privilegiado.
Pensamos que una opción es que dicha enpresa CAMINPEG pueda ser el juguete que aplaque las inquietudes de los beneficiarios y se olviden de la sustitución. En estos tiempos de desafueros, pensamos que todo es posible.
Dios nos coja confesados y no sea verdad que estamos matando la gallina de los huevos de oro, sino que pareciera que estamos mandando al matadero tanto a las siete vacas gordas como también a las flacas.
P.D: Nos produce mucho interés conocer como se tipifica de “anónima” una compañía que de nacimiento se le ha asignado a los militares. Y además, viene a nuestra mente la definición de TAR: Unidad que mide la inteligencia. Vale.
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