La clase media sobrevive
No hay duda de que la clase media es el sector más golpeado durante estos años de desaciertos políticos y económicos. Su movilidad es hacia abajo. El gobierno, goteó los millones dólares que le entraron a la nación a los sectores populares pero no está interesado en que ello contribuya a la movilidad hacia arriba. No han estado interesados en fortalecer la clase media. Lo dijo un ministro: “No es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarla a la clase media y sean escuálidas”, frase que independientemente del contexto resume una visión política. Con pobreza el proyecto tiene más opción.
Por el contrario, la clase media es el ejemplo en la búsqueda de un equilibrio en las sociedades modernas. El mundo será más justo y equilibrado en la medida en que las políticas públicas busquen como centro de sus estrategias la de promover la consolidación de grandes sectores medios de la población y que sean efectivamente la mayoría.
Una visión política justa debe centrar su vocación en el desarrollo y consolidación de la clase media como protagonista del equilibrio social. Por ejemplo, el esfuerzo de Brasil que logró incorporar a más de 17 millones de pobres a los estratos medios de la población fue un avance extraordinario y una muestra de que ese es el camino.
Mientras que en países como Venezuela o Argentina, reconocidos por haber contado en el pasado con sólidas clases medias, hoy nos encontramos con un panorama en donde se empuja a los sectores medios hacia la pobreza. ¿Ello por qué?
Los estratos medios de la población son menos manipulables y son cada vez más difíciles de convencer en las contiendas demagógicas electorales. Las clase media tienen una arrogancia difícil de moldear y su capacidad de transigir ante la injusticia, la corrupción y la sumisión ante el poder es cada vez más evidente. El potencial electoral sigue entre los pobres, por ello se trata de controlar para evitar que se revelen y piensen con libertad.
Ciertamente, las clases medias juegan un papel clave en el mantenimiento del equilibrio social pues permiten a través de la movilidad social ascendente el brindar la oportunidad a ese estrato de la población el poder ampliar su gama de roles y desempeñar diferentes estatus dentro de la complejidad de las sociedades modernas. Entre mas amplia sea la franja de las clases medias en cualquier estructura social organizada, mas nos estaremos acercando al tipo de sociedad desarrollada y a una mayor oferta de bienes y servicios a disposición de los consumidores. Son actores principalísimos de la dinámica social y económica de los pueblos y correa de trasmisión de la actividad económica.
En nuestro caso las clases medias se han estancado y hasta involucionado en términos de su calidad de vida ; en parte, por el papel que se han visto obligadas a cumplir dentro del modelo que se les ha pretendido imponer ; y también, por esa obligada convivencia con los estratos mas bajos de la población. No obstante, este acercamiento obligado, ha permitido compartir valores y creencias y hasta la comprensión de las aspiraciones de todos esos estratos sociales que tienen en común el depender mayoritariamente de un salario. Digamos que ha sido la educación de las clases medias el complemento de lo faltante en los otros estratos menos favorecidos de la población y el compartir sus necesidades y aspiraciones en cuanto a cohesionar un deseo de cambio que ya aparece difícil de evitar. Ambos se han ido cohesionando y de seguro van a constituir una fuerza de cambio importante en el nuevo orden social en proceso de formación.
La Venezuela del mañana inmediato será muy diferente a la que hemos conocido en el pasado. Inclusive se dará un cambio en el comportamiento de las clases tradicionalmente mas privilegiadas. Todos en su conjunto serán menos conservadores y destacará un mayor grado de cohesión que redundará en beneficio de toda la sociedad. Serán mas competitivos, irán abandonando la cultura rentista por la cultura productiva aun en el caso de tener que adaptarse en una sociedad mas precaria en lo económico. Pero, reconstruir un país arruinado, gestar las bases de un nuevo orden social y al mismo tiempo superar sus antiguas percepciones existenciales y sus valores existenciales no es una tarea de días. Se llevará una buena parte del presente siglo y en donde el motor del cambio obligatoriamente ha de transitar por el acceder a una formación y una educación de altísima calidad. Una educación fundamentalmente incluyente, científica y técnicamente de alto nivel, y sobre todo con una gran claridad de qué es lo que se quiere, cómo alcanzar los objetivos y un trabajar de manera eficiente en una mejor relación entre el Estado, sector privado y sociedad. Ese es el reto y los estratos medios de la población van a jugar un papel protagónico insustituible.Y es que, ni nos queda otra ni hay otro camino. Es la ruta a seguir.