La boda Real y el matrimonio de Yuleixi
El matrimonio real entre el príncipe Henry Charles Albert David(de Inglaterra) y la actriz norteamericana Meghan Markle, llevado a cabo hace unas horas en la Capilla de San George, en el Castillo de Windsor, ha sido evento sin precedentes; con el acostumbrado protocolo ingleses, se llevó a cabo acorde a lo que se había programado. Se hizo notar lo humano y lo divino, pero sobre todo el inmenso trecho que hay entre una familia real y una familia de los barrios populares de nuestra Latinoamérica.
Casi a la misma hora, estuve en el matrimonio de Yuleixi y “El mocho” Gustavo, en los espacio de la casa del pastor evangélico Isidoro Pernía Roberto; allí el protocolo fue sencillo: cada quien, de los conocidos, familiares y vecinos de la pareja, llegaban como pudieron y llevaban lo que pudieran. El matrimonio de Heny y Maghan, pidió a sus invitados, selectos todos y personas con oficio conocido, que entregaran los obsequios y regalos monetarios a Fundaciones humanitarias; Yuleixi y “El mocho”, le pidieron a los invitados, algunos de oficio no conocido, que por favor no formaran “peleas” ni altercados, por respeto al día tan especial que les tocaba vivir.
El matrimonio de Heny y Maghan, contó con música clásica, pop y ritmos afrodescendiente, que da un toque de estilo y glamour, y eso que no es un matrimonio del primero en sucesión al trono de Inglaterra, sino del sexto, algo así como “del primito feo que nadie quiere por ser el odioso de la familia”; y el matrimonio de Yuleixi y “El mocho”, estuvo amenizado por cantos evangélicos y el equipito de sonido de don Ruperto, el mecánico de la cuadra, con música vallenata y llanera. Claro, en el matrimonio de Heny y Maghan,cosa que noocurrió con el de Yuleixi y “El mocho”, porque este agasajo se hizo en la misma casa del pastor y allí solamente se permitió beber agua y jugo, tuvo su espacio especial para la fiesta: el George’s Great Hall, contando con un transporte gratis para los invitados, el cual fue una flota de coches de la marca Rolls-Royce, Daimlers y Bentley que posee la reina Isabel II;así como gastos adicionales, ya que Harry y Meghan tuvieron que gastar 500.000 euros en las marquesinas y los baños portátiles, situación que de seguro les puso a sacar cuentas. Yuleixi y “El mocho”, no se rompieron la cabeza con eso, todos los invitados conocen la casa del pastor, y allí hay bastante terrenos baldíos para cubrir las necesidades de baños y otras que se vayan presentando. El problema de Yuleixi y “El mocho”, es que le prometieron al pastor que iban a controlar a sus “locos”, pero ellos no tenían seguridad si alguno no se llevaba encaletada una botellita de cocuy y de allí a perder el control de todo estaba a un paso.
Lo bueno del matrimonio de Harry y Meghan, es que se permitió beber licor sin mucho problema y ellos le facilitaron a sus invitados el champán Bollinger, el cual cuesta unos 110 euros la botella, a ese precio su efecto devastador y etílico es más suave, así que pocos se embriagaran de una manera alocada, sobre todo porque a ese nivel vale mucho cuidar las apariencias.
Yuleixi y “El mocho”, se enamoraron en los Talleres de formación de “Chamba juvenil” que el Gobierno Bolivariano creó como programa de asistencia social; su historia es la de muchos jóvenes bachilleres que ante la neblina de una crisis económica donde la terquedad es la que priva, no renuncia a sus sueños de una vida de felicidad plena, cumpliendo la razón de ser de la existencia humana que es amarse y perpetuarse. Harry y Meghan, no son muy distantes a esa historia de amor de los seres humanos y esa necesidad de cumplir sus sueños y sus anhelos; por supuesto, Yuleixi y “El mocho”, tienen que preocuparse qué comer y cómo cuidar su salud; Harry y Meghan, al respecto no tienen esas preocupaciones, están dadas en su existencia, pero como pesan en la vida de los desamparados de la tierra.
He cometido la imprudencia de escribir estas notas en el tiempo real que se da esta unión matrimonial entre Harry y Meghan, y mis amigos Yuleixi y “El mocho”, para hacer notar, sin ánimos de caer en un discurso de clases, qué mal distribuido está todo en este planeta tierra. Unos tienes mucho y otros tenemos tan poco que pareciera que la vida material nos comprime y pensamos que no hay salidas posibles ni alternativas que nos ayude a cambiar esta realidad. Pero Harry y Meghan, no están allí viviendo en un hostal de rosas, tienen sus problemas también, problemas que para Yuleixi y “El mocho” serian tontos, como por ejemplo “no cometer imprudencias”, ir constantemente a “actividades benéficas”, no “mostrar una imagen indecente”, no ser “infieles de manera pública”, velar por “normas correctas de protocolo”, en fin, cosas que ante los ojos de Yuleixi y “El mocho”, serían desliz fuera de importancia, porque hacer el ridículo es algo que va con la vida misma y la vida de uno no debe ser charada de otros, sino ya saben los habladores a qué pueden enfrentarse; pero la falta de comida y de medicinas para la salud, peor aún, la falta de posibilidades para hacerse exámenes médicos preventivos, es algo que rompe la cabeza de los pobres.
Ya en Venezuela no hay clase media, desapareció, fue consumida por esos grupos de enchufados (que si hacen bodas majestuosas, busquen en la red y darán con fotografías y miles de reseñas acerca de eso) que hoy gozan de condiciones de vida mucho mejor que la del 80% de pobres quienes poblamos el territorio nacional. No se trata de envidia, de reconcomio o resentimiento social, se trata de justicia, de obrar con la dignidad humana, con respeto a las necesidades de los semejantes.
Creo en un socialismo con libertad; un socialismo que pueda brindarle a Yuleixi y “El mocho”, algo más que un bono de ayuda o un salario miserable, con atenciones médicas esporádicas y condicionadas al silencio y a la adhesión sin crítica a la ideología de los verdugos. No puede subsistir una sociedad con tan poco valor en la excelencia, menos aun despreciando los saberes y la asistencia técnica que brinda el conocimiento. Darle la espalda a la educación transformándola en una misión populista e ideologizadora, es un paso más a la demagogia. Hace tiempo produje una serie de escritos acerca del Plan de la Patria (2013-2019), ninguna de mis sugerencias y llamados para que se cumplieran fue tomado en cuenta; vamos por otro plan de la Patria y no hemos terminado de cumplir ni en un 40% del anterior. Nos hemos vuelto incapaces de responder con efectividad a nuestra propia planificación centralizada de Estado, por eso no funcionamos, estamos bajo una inercia totalizadora y lo peor, que el discurso político sigue un camino desviado, con linderos identificables con la utopía y los sueños irreales; el discurso político cabalga por una Venezuela que no existe, donde todos pareciera no faltarles nada y todos amparados en un discurso infértil de independencia y soberanía nacional, cuando estamos siendo cincelados por intereses foráneos de pequeños grupos de izquierda que levantan las banderas de un éxito político inexistente. Para entender esta revolución bolivariana, debemos comenzar por reconocer que vamos mal, que esta no es la revolución que nos legó Hugo Chávez y que una cosa es autoproclamarse “hijo de Chávez” y “leal a Chávez”, y otra cosa es actuar en contra de su legado y sus principios de no exclusión a través de un carnet.
Harry y Meghan, nunca conocerán aYuleixi y “El mocho”, pero se casaron el mismo día; los hijos de Harry y Meghan, vivirán una historia de educación formal y de protocolo rígido; los hijos de Yuleixi y “El mocho”, trataran de sobrevivir a las epidemias y demás locuras de un Gobierno que niega que acá se muera la gente por la desidia hospitalaria y de salud, y si sobreviven, se escolarizaran con maestros mal pagados, con muchas necesidades, preguntándose desde su moderada ignorancia qué es tener soberanía nacional y morir de mengua ante la indiferencia de un liderazgo que vive para auto determinarse como líderes y portadores de la única verdad.
Los hijos de Harry y Meghan, tienen desde ya futuro, posibilidades; los hijos de Yuleixi y “El mocho”, si logran vivir sin llegar a tomar caminos equivocados en la violencia de los barrios y los sectores colmados de necesidades, podrán ser hombres y/o mujeres de bien, pero perpetuando la pobreza y las necesidades. Si tienen suerte, conocerán otra Venezuela donde venga alguien a bajar las estatuas y hacer del Gobierno un espacio para promover el progreso y la igualdad con libertad. Como está el panorama hoy día, Venezuela tendrá que esperar las bodas de plata de Harry y Meghan, para comenzar a tener esa posibilidad que le niega la egolatría y el síndrome del poder perpetuo que representan los depositarios de la confianza electoral de las mayorías.
Desde nuestra humilde columna, felicidades a Harry y Meghan, y a Yuleixi y “El mocho”; que en este compromiso que hoy asumieron ante Dios y los hombres, logre el triunfo anhelado del amor por encima de cualquier situación que pueda perturbar la vida y sus circunstancias.