La agonía de los salarios, pensiones y jubilaciones
El salario es un concepto que identifica e integra en la actualidad a la mayor comunidad del planeta tierra, nada menos que a 3.800.000. 000 de seres humanos, de una población mundial de 7.500.000.000, su surgimiento como institución en el siglo XIX significó el deslinde con la esclavitud y la servidumbre como sistemas de explotación laboral, hoy casi extinguidos en el sistema económico mundial, condenados incluso por los convenios internacionales de la OIT.
Por tanto la evolución del salario a escala planetaria y regional marca la condición de vida de millones de seres humanos, y su desarrollo depende directamente de las políticas públicas, las políticas empresariales y el desarrollo de las organizaciones sindicales. En nuestro país estos paradigmas comenzaron a ser vulnerados desde el momento que el comandante de Sabaneta decretara el polvo cósmico para pulverizar adversarios, fue demoliendo instituciones públicas y privadas, Los sindicatos y la CTV, llevándose por delante la institución fundamental laboral como efectivamente es el salario y el ingreso del trabajador.
Su sucesor, autocalificado «presidente obrero», a lo largo de sus cuatro años de mandato ha aumentado como jamás el salario y las pensiones en 17 oportunidades, multiplicándolo en papel moneda y paradójicamente pulverizándolo en cuanto a poder adquisitivo, en el concierto de una economía derivada en caos, que ha motivado la atención de prestigiosas universidades mundiales como el MIT, Stamford, Harvard, curiosas por conocer el apocalipsis del patrimonio económico por décadas más prospero de Latinoamérica.
Siendo la gran interrogante, si en el imperio las remuneraciones representan alrededor de la mitad del ingreso nacional, acá haya sucedido una regresión donde el estado se ha agigantando al alcanzar un 75% del ingreso nacional, y haya dejado al capital privado y al trabajo repartirse el restante 25% de este indicador. Lo que traducido en criollo deriva en un Estado sumamente rico y único propietario de divisas, y un proletariado excesivamente pobre, conjugado con una desindustrialización y expropiación de la propiedad privada.
Con el «presidente obrero» cifras van y vienen al hablar de salario integral de 325.544, siendo realmente salario 136.543 bs y 189.000 cesta alimentaria, en un manoseo de frases que pretenden ocultar la realidad, de una cesta básica de bienes y servicios que sobrepasa de largo los 2.000.000 de bs. De esta forma si un trabajador activo ve con pánico el aumento, más aún el pase a pensionado o jubilado ya que es enviarlo al archipiélago Gulag de la miseria, sin pago de vacaciones, ni cesta ticket.
En resumen, la pretensión es sustituir el salario o la pensión por una caja CLAP, lo que significaría el entierro y la desaparición del salario y las pensiones como derecho humano, como sucedió en la URSS y en la isla de la felicidad, donde lo que percibe el trabajador como ingreso es la retribución que le asigna el Estado, por vivir en el paraíso, el estadio supremo de la revolución.
Hábilmente el gobierno ha logrado atraer la atención a la agenda política, subsumiendo la cruenta realidad de la pobreza con el tema de la guerra económica, siendo el rol de los sindicatos, gremios y los partidos políticos recuperarla. y ponerla en primer plano para enfrentar la dictadura, si bien es cierto como planteara Amartya Sen, la agenda política es fundamental para vivir en democracia, la agenda económica es una condicionante para vivir en libertad.