La abdicación del Rey Juan Carlos
El balance del reinado de Juan Carlos es positivo. Con la ayuda de Adolfo Suárez, el último Jefe de Gobierno de Franco, logró que la transición ocurriera sin mayores problemas, logrando para ello el apoyo de comunistas y socialistas, desempeñó, al convertirse en Jefe de Estado, un papel sumamente importante la instauración de la democracia en España. Su intervención fue decisiva para impedir que triunfara el golpe de estado encabezado por el teniente coronel Tejero con la toma de las Cortes.
Si bien es cierto que el monarca venía sufriendo serios problemas de salud y enfrentándose a críticas que hicieron que sus niveles de aceptación por parte de los españoles, en sus palabras de hoy para justificar su abdicación, demostró el buen uso de la razón que lo ha caracterizado. Confía, con razón, en que su hijo, el Príncipe de Asturias, junto con el tan deseado cambio generacional que tanto requiere España, sabrá desempeñarse como un monarca que desde hace tiempo se viene preparando para convertirse en Jefe de Estado.
Felipe, como Rey, va a enfrentarse a serios problemas, entre ellos buscar una solución al problema separatista de los vascos y catalanes. Si Cataluña se independiza de España, saldrían perdiendo tanto Madrid como Barcelona.
En Europa hay monarcas que deberían radicar, como es el caso de la Reina Isabel en el Reino Unido. Sin embargo, en el caso de Isabel Segunda, el problema de la sucesión es sumamente serio ya que son pocos quienes confían en el Príncipe Carlos. En Bélgica y Holanda hubo abdicaciones de monarcas que ocurrieron como cosas normales que fueron bien acogidas.