Kim, ¿realmente trastornado?
El anuncio del viernes 9 de septiembre del presente año, sobre la explosión nuclear subterránea realizada por Corea del Norte en su zona de ensayos de Punggye Ri, provincia norteña de Hamgyong, ha sido muy criticada y rechazada por la comunidad mundial, despertado muchos temores y no menos asombro. Es la conclusión que se extrae al leer los comentarios en línea de importantes diarios del mundo. Algunos se centran en las características físicas de la explosión y el artefacto que la produjo. Otros en la potencial amenaza de la misma para la humanidad y la personalidad conflictiva del joven dictador norcoreano Kim Jong-un, el tercero de una estirpe dinástica contemporánea.
El ensayo se pudo detectar en Corea del Sur, Japón, Europa y otras partes del mundo debido a las ondas sísmicas trasmitidas por tierra.
Trataremos de exponer algunos criterios, sobre la base real existente, que permitan despejar posibles dudas sobre los hechos y su significado. No hay que olvidar las informaciones clasificadas de los más notorios servicios de inteligencia mundiales, a los cuales no se tiene acceso. Todo ello conforma un escenario que tendría la tendencia a ser muy especulativo.
El asunto de los derechos humanos es otro aspecto del gran problema norcoreano, no considerado aquí, sobre una población sometida a la más vergonzosa violación de los mismos, tal vez la de mayor registro en el mundo.
¿Pesadilla nuclear al mediano plazo?
La reciente explosión norcoreana trae a la memoria la masiva destrucción provocada por las dos bombas atómicas lanzadas por los Estados Unidos sobre sendas ciudades de Japón en 1945, que tuvieron el propósito de forzar la rendición de esa nación. Los líderes norcoreanos se encuentran ahora un paso más cerca de ese diabólico objetivo. Corea del Norte pisa el umbral para ser una potencia atómica efectiva. La pregunta lógica es si se deberá y podrá evitar. Y la respuesta terrible es, que ya sería muy difícil de impedir: es solamente una cuestión de tiempo. Es la opinión especializada del Prof. Eric Ballbach, miembro del Instituto para Estudios de Corea en la Universidad Libre de Berlín, Alemania.
Ese desarrollo nuclear, que ocurrió abiertamente ante el mundo, era previsible. Los cuatro ensayos previos, iniciados en 2006, fueron de potencia explosiva creciente, como ensayos de objetivos y éxitos parciales. Era lógico pensar, que habría un quinto ensayo. El cual se produjo, como con alta probabilidad se produzcan otros de mayor calidad, potencia y alcance, a menos que la comunidad mundial tome acciones prácticas y seguras en el asunto. Esta comunidad se pregunta, si se trata de frío cálculo de poder o es expresión de locura del gobierno norcoreano y su líder fundamental.
La política norcoreana
El joven dictador Kim Jong-un ha construido su política sobre dos criterios: el rearmamento militar y el progreso económico del país, conocidos actualmente como la política de Byongjin, cuyos hilos conductores expuso en el Séptimo Congreso del Partido de los Trabajadores apenas en mayo del presente año, convocado en Pyongyang después de una pausa de 36 años (!).
Allí Kim reiteró la política nuclear del país, proclamándolo como „un estado responsable con armas nucleares.“Corea del Norte no emplearía armas nucleares a menos que su soberanía fuera violada, expresó el líder. Pero nos preguntamos si habrá alguna nación que quiera atacarla sin provocación. En materia económica, Kim anunció el primer plan quinquenal desde 1980.
Evidentemente, existen en la nación atrasos programáticos significativos, que podrían explicar su profundo desajuste económico.
El Prof. Ballbach opina, que más allá de ser el rearme atómico una parte central de dicho programa, „Para Corea del Norte, el reciente ensayo nuclear no es solamente un proyecto militar, sino un significativo proyecto para toda la nación“. Ello le serviría al régimen para legitimar su poder internamente, para lo cual el éxito del ensayo del viernes sería un excelente material propagandístico, que enorgullecería a la población y transformaría a una pequeña nación subdesarrollada en miembro de un club de élites: el de las potencias nucleares. Y por añadidura, pero no menos importante, los informes acerca del progreso y éxitos del programa nuclear contribuirían a justificar ante la emprobrecida y hambrienta población, el desarrollo de un proyecto extremadamente caro. A ello se añade el anuncio según el cual se ha reducido el tamaño de la posible ojiva nuclear, que le pemitiría lanzarla en un proyectil balístico. Occidente duda de esta afirmación.
Hay que recordar, que apenas en marzo de este año Estados Unidos y Corea del Sur realizaron, una vez más, maniobras militares conjuntas para probar un hipotético asalto a playas de Corea del Norte, en esta ocasión con la participación de 17.000 soldados estadounidenses y 300.000 surcoreanos. Ante este hecho, que el joven Kim no podía evitar, lo único que podía contraponer era el ensayo nuclear del viernes, demostrando al alto mando militar su propia fuerza y borrando la impresión de que simplemente tenía que dejar transcurrir la provocación de las maniobras.
¿Trastornos mentales…?
Kim Jong-un no es un extraviado, desorientado o loco. Aún cuando sus ataques verbales a Corea del Sur, Estados Unidos y Japón, sus principales enemigos, han disminuido en intensidad desde su proclamación como jefe del estado. Su estrategia es muy calculada. Es más bien impredecible, lo cual es parte de la estrategia política de Corea del Norte. Si bien es cierto, que la nación buscó fechas simbólicas para realizar sus ensayos nucleares (el del viernes „coincidió“ con el 68 aniversario de la fundación del estado norcoreano), no se puede decir con certeza, qué es lo próximo que vendrá ni cuándo o lo que sucede en el estrecho entorno de quienes toman las decisiones. Es la opinión de Ballbach.
En cambio, es considerado como dado a correr elevados riesgos. Su padre, Kim Jong-il evitaba que los conflictos escalaran, „sobre lo cual no podemos confiarnos en su hijo, tenido más bien como violento“, expresó Hans-Joachim Schmidt, de la Fundación para la Investigación de Conflictos y la Paz, radicada en Hessen, Alemania.
Los especialistas informados opinan, que en caso de llegar a poseer un artefacto nuclear listo para lanzar a supuestos enemigos, el joven dictador no lo haría. El liderazgo norcoreano no está totalmente desacoplado de los sucesos internacionales. Sabe, que si ciertamente empleara un arma nuclear ofensiva, ello significaría la rápida desaparición del régimen, ya que militarmente no está en capacidad de enfrentar a ninguna gran potencia, aisladamente y menos en conjunto. „Esta gente no es demente y conoce exactamente las consecuencias.“
Inefectividad de las medidas en contra
Apenas dos días después del ensayo nuclear, el joven dictador señaló, que las nuevas sanciones anunciadas por la ONU y secundadas por el presidente Obama daban risa. Hasta ahora, las advertencias y sanciones acordadas a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (cuatro, desde el primer ensayo nuclear de 2006) han sido totalmente inefectivas, lo cual demuestra que Corea del Norte desprecia las reglas internacionales o que las sanciones son intrínsecamente deficientes.
Corea del Sur, Japón y Estados Unidos han tratado de aislar a la nación, sin consecuencias, dada su estrecha relación con el poderoso vecino China, a quien le interesa particularmente la estabilidad de Corea del Norte, más que su programa nuclear, por el momento. Esto refuerza la confianza del régimen en sí mismo, además de que, según estimaciones de conocedores, China suministra gran parte de los alimentos de los cuales depende. Además, 90% de su comercio exterior se realiza a través de China.
No todo es color de rosa para China en estas relaciones. Una semana antes del ensayo nuclear, durante la reunión cumbre del G-20 en Hangzhou, China le había recordado a los jefes de estado presentes su responsabilidad en el mantenimiento de la paz mundial. Pero apenas tres días después aparece China, que entre los miembros del G-20 tiene la mayor influencia sobre Corea del Norte, completamente incapaz de cumplir ese compromiso. El protegido se le salió del redil.
