¡Juan nos aguaidó la fiesta!
Estábamos tan contentos con la perspectiva de seis años más en el poder, disfrutando de los privilegios del cargo, y sobre todo de los aviones presidenciales – míos o del tío Raúl -; me encanta abordar el avión con la Bonita y demás combo de familia, amigos, compañeros y enchufados, para ir a visitar a mis camaradas de lucha, en especial los que –como yo- han caído en desgracia.
Es tan cómodo disponer de un avión para además ir a comer donde te plazca, quería de nuevo visitar a mi amigo turco en Estambul y llevar conmigo a los compañeros de origen árabe que me acompañan en el gobierno, y que se atosiguen de cordero y cremas porque se lo merecen. A los amigos elenos colombianos les traeré una buena ración, no es conveniente que nos vean juntos, a Duque le daría un soponcio, al confirmar lo que ya todos saben.
No me puedo creer que sea verdad lo que nos pasa, que un mozo recién llegado a la política compita conmigo y se juramente como Presidente interino. Lo peor de todo es el apoyo que le han dado los enemigos naturales del proceso, es comprensible que el Imperio y sus lacayos sean ahora aliados de ese imberbe vargueño, lo que no comprendo es el soporte que le brindan países llamados amigos, como España, que tantas prebendas recibió cuando el Comandante Eterno y Zapa eran uña y sucio.
Y menos lo que ha pasado con el pueblo, con mi pueblo, que se me ha volteado y no quiere – ni pagándoles -, asistir a las marchas y vigilias que convocó para hacer ver que soy el Presidente obrero, el aliado de los pobres, el que les da de beber y comer en sendas bolsas CLAP y me pagan gritando en las calles; cantan do a viva voz la siguiente copla:
“¡No quiero bono, no quiero Clap, yo lo que quiero es que se vaya Nicolás!”
Ingratos que olvidan lo que la revolución ha hecho por ellos, dignificándoles, dándoles Patria… se olvidan que cada tres meses aumentó el sueldo mínimo para que tengan dinero para gastar, los que se fueron disponen de los aviones de la patria para que regresen al paraíso que dejaron, seducidos por los atractivos del capitalismo y el consumo, para lavar pocetas y ser maltratados, ¡no se entiende!
Cómo duele saber que los escuálidos ahora somos nosotros, que ese mozo que no llega a moscón, aglutinó al 90% de los ex camarados y ex camaradas que ya no me quieren ni me aplauden, aunque cité al Comandante Supremo y mandé a los gringos para el carajo. Esta noche, a fin de aliviar el despecho y el desencanto, voy a bailar por dos horas salsa brava con la Primaria Combatienta; después, para los más allegados, ofreceré un concierto de tumbadora, que mandaré grabar y enviaré una senda copia del mismo a los presidentes y gobernantes que reconocieron al bisoño aguafiestas de derecha.
¡ESA SERÄ MI VENGANZA!