Jorge y el Esequibo
Después de la aplastante derrota del gobierno, en su empeño por declarar nula la consulta que definió a María Corina Machado como legítima representante de los demócratas de Venezuela en las elecciones del próximo año, el gobierno del usurpador Maduro por medio de uno de sus voceros más recurridos, Jorge Rodríguez, pretende aglutinar simpatizantes con un llamado al “patriotismo”; nada menos que con esta frase “la disputa con Guyana es quizá la madre de todas las batallas que ha dado Venezuela en los últimos años para la defensa de su soberanía”.
No se trata de un error del vocero del “madurismo”, sino de una pretensión de ese vocero que para poder respirar quiere envolverse en el patriotismo; o quizá me equivoco, se trata de una pretensión del gobierno de envolverse en el patriotismo, porque ya ha medido el rechazo popular de inimaginable dimensión que le produjo su enfrentamiento a las elecciones primarias que organizó la oposición y al triunfo obtenido en ellas por María Corina Machado, lo que significa buscar refugio, y ya sabemos que justamente cuando se toma esa ruta es cuando el patriotismo se convierte “en el último refugio de la canalla”.
Esa batalla definida como “madre de todas las batallas que ha dado Venezuela en los últimos años para la defensa de su soberanía”, es en primer término un disparate, porque Venezuela no ha librado ninguna batalla en esa defensa; para la que sí libró Venezuela una batalla para la defensa de su soberanía, fue para enfrentar la pretensión de Fidel Castro de apoderarse de Venezuela y de su petróleo en la década de los años sesenta del siglo XX.
Hubo de transcurrir cuarenta años para que Castro, sin disparar un tiro, se apoderara de la conducción de Venezuela y no menos importante, de su petróleo, del cual sigue disfrutando no Castro ya difunto, ni su hermano, sino Díaz Canel.
De manera que no hay batalla, ni la declarada por Jorge Rodríguez similar a la declarada dos o tres días antes de que lo hiciera Jorge Rodríguez por el general Padrino, en compañía de catorce generales, que parece resolverse en una invitación para concurrir al referendo consultivo sobre “la cuestión del Esequibo”.
El lenguaje belicoso tanto de Jorge Rodríguez como del general Padrino, no pasa de ser eso, lenguaje belicoso, por los momentos, pero seguramente se sentirán las respuestas del gobierno guyanés. Ya el pueblo guyanés se ha manifestado pidiendo la revocatoria de la nacionalidad guyanesa a venezolanos que la han adquirido; asunto que se resuelve con papeles, pero junto a esa decisión plantean la expulsión de los venezolanos que se han residenciado en Guyana huyéndole a la destrucción de la economía que sufrimos; y que el gobierno imagina que puede solventar, dándole a unos cuantos de sus amigotes licencias para instalar negocios que se identifican con las siglas VIP, así en inglés, que significan “gente muy importante”, sin que se pueda definir, si el título se refiere a los que regentan el negocio, o a los que pueden acudir a él y adquirir lo que allí se ofrece. Sea lo que sea, ese grito “Venezuela se arregló”, es creer que la economía de un país la definen sus importaciones y no sus exportaciones. En términos comparativos la frase “Venezuela se arregló” es a la economía, lo que la frase “madre de todas las batallas” es a la política.