¿Jesucristo socialista?
Absurdamente, a alguien a nadie se le ocurra mencionar que Jesucristo era socialista porque estaba en contra de la propiedad privada y era enemigo del comercio; no quería a los ricos y despreciaba a los negociantes, error que quizá proviene de una malinterpretación de algunos versículos, imaginándole como un desposeído y/o resentido social, enemigo acérrimo del capitalismo.
Aunque no despreciaba a los pobres, Jesús tampoco era sedicioso, pero sí “amigo de publicanos y pecadores”; no se codeaba con ruinosos. La prueba está en Mc 2,15: “Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos quienes le seguían”.
Hasta se ha dicho que Jesucristo estaba en contra de la propiedad privada, que no quería a los ricos y despreciaba a los negociantes; en este orden hay quienes le imaginan como un gitano o rebelde sin causa, averso al capitalismo, quizá por algún mal entendido de algunos de sus versículos, tal y como el episodio de Mt 19,16-22 sobre los “peligros de las riquezas” cuando un hombre le preguntó: ¿Qué debía hacer de bueno para alcanzar la vida eterna?; luego de recordarle los mandamientos le dice: “vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres y tendrás tu tesoro en el cielo; ven y sígueme”. Pero, al oír esto, se fue muy triste porque tenía muchos bienes, así como Mt 19, 24 sobre “…el paso de un camello por el ojo de una aguja que la entrada de un rico en el Reino de los Cielos…”.
Aclaremos que Jesucristo no está en contra de la acumulación de riqueza; lo que sí está muy mal es tener al dinero como un Dios y la avaricia que genera su avidez.
El Señor sabe que necesitamos el dinero. Pero, debemos cumplir el primer mandamiento: “AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO”, por lo cual nos prueba a ver si somos capaces de darle el primer lugar.