Iván Cepeda, enemigo de la transparencia
No le tomó sino 48 horas al ex presidente Álvaro Uribe, después de haber sido notificado de que se encontraba detenido por orden de la sala de instrucción de la Corte Suprema de Justicia, para poner a la defensiva al intrigante Iván Cepeda. El 7 de agosto pasado, a través de Jaime Granados, su abogado defensor, el senador Álvaro Uribe hizo saber desde su domicilio antioqueño que solicitaba a la CSJ garantizar realmente el carácter público de su proceso y, sobre todo, hacer público el expediente, es decir, levantar la reserva del sumario, para ofrecer a la ciudadanía la mayor transparencia posible acerca de lo que está ocurriendo.
El presidente hizo saber que, además, existía ya una especie de violación unilateral de la reserva del sumario, pues alguien está pasando discretamente a la prensa detalles y documentos que, en principio, estaban protegidos por esa reserva. Pese a esa regla, elementos procesales van a parar a las salas de redacción con el objeto de nublar la probidad del ex presidente y beneficiar a su contraparte, lo que es perfectamente ilícito. Con tales violaciones, dice el expresidente, alguien está impulsando “una batalla de tinte político que nada tiene que ver con la majestad de la instancia jurídica».
Inmediatamente, Iván Cepeda, quien funge en este pleito como “víctima”, y quien podría salir ganador con la transparencia que preconiza el presidente Uribe –a condición, claro está, de que Cepeda sea realmente una “víctima”–, salió a oponerse a la petición de transparencia en tono angustiado: ese expediente “no se debe hacer público”, lanzó en dirección a los jueces de la CSJ, antes de repetir su jeremiada de siempre: Uribe y su abogado “quieren engañar a la opinión”. Y en tono violento, como si se dirigiera a unos obligados políticos, gesticuló: “La Corte no puede hacer público el expediente por disposición legal. Son ‘jugaditas’ [de Uribe] producto de la desesperación”.
El que parece desesperado es Cepeda. Esa salida en falso mostró a Iván Cepeda en su verdadera condición: como un intrigante que necesita la obscuridad en ese proceso. ¿Por qué ese pánico de Iván Cepeda ante la transparencia? ¿Sus asesores le han dicho que levantar la reserva sumarial podría descorrer el velo de ciertas actuaciones que hay que mantener lejos de la conciencia ciudadana?
“La reserva sumarial existe en la legislación colombiana entre otras razones para proteger el principio de presunción de inocencia contemplado en la Constitución”, recordó el jurista Jaime Granados en su comunicado. Cepeda, sin embargo, no asume esa posición en favor de la reserva para defender la presunción de inocencia del senador Uribe. Como buen jefe comunista, Cepeda trabaja para suprimir la presunción de inocencia de sus adversarios. El defensor del expresidente Uribe fue más lejos y denunció que algo muy raro está ocurriendo en el pleito para perjudicar a su cliente: “En el proceso contra Álvaro Uribe, la realidad es que por razones que desconoce la defensa, el proceso se ha venido filtrando selectivamente a cuentagotas a la opinión pública, de forma descontextualizada y haciendo énfasis en las pruebas en contra y no en las decenas de pruebas contundentes a favor”. Es decir, la reserva del sumario está siendo violada. Los acusadores la han suprimido, al mismo tiempo que aparecen como defensores de ese principio. Contra tal subterfugio solo hay un remedio: hacer público el expediente.
Iván Cepeda muestra su talante de cobarde. No quiere que en ese pleito políticamente estratégico haya claridad ni transparencia. Algo muy feo contiene. Algo que él debe ocultar hasta que haya cosa juzgada. Esa parece ser su obsesión. No quiere que en este proceso, tan urdido por él durante años y en el que ha logrado poner en detención domiciliaria al mayor líder democrático de Colombia, luego de despojarlo de sus derechos constitucionales –como es poder estructurar su defensa en plena libertad–, haya personas que escruten legítimamente, con ojo independiente, las pretendidas “pruebas” que la clique dice haber aportado al expediente.
La transparencia que exige el presidente Uribe dará a los colombianos la posibilidad de ver hasta qué punto la argumentación de descargos de los defensores es o no tenida en cuenta por los juzgadores.
Cepeda actúa como alguien que hubiera recibido garantías de que la sentencia condenatoria de Uribe ya está escrita en alguna parte.
Si ese es el plan, desde luego hay que hacer público el expediente, darle la posibilidad a los colombianos de estudiar los argumentos de las partes y examinar las pruebas, y sobre todo tener la posibilidad de mirar las valoraciones de los magistrados, y sopesar si en sus juicios hay o no fallas jurídicas y de hecho. Para el campo adverso, eso será una verdadera amenaza para el triunfo pre arreglado del castro-chavismo que unas minorías, que se creen en vísperas de apoderarse de Colombia, están celebrando en ciertos cenáculos.
Juristas y ciudadanos en varios países declararon estar dispuestos a luchar para que los derechos en general y, en particular, los derechos procesales de todo país civilizado, no sean tirados al arroyo en el proceso del ex presidente Álvaro Uribe. Los colombianos en el exterior apelaremos a las conciencias jurídicas internacionales para que sigan paso a paso las actuaciones de los magistrados de la CSJ. Todo acto contra el equilibrio de la justicia será expuesto. Aquí nadie está llamado a olvidar.