Incertidumbre y Pausa de la Economía: ¿Wait and See?
La economía venezolana de las últimas décadas ha estado sometida a un grado tal de incertidumbre que no le permite avanzar, por el contrario, ha retrocedido en su capacidad para generar producto, recuperar y expandir su comercio exterior, y borrar de la mente de los ciudadanos los problemas inflacionarios y cambiarios por los que se ha atravesado. La ausencia de un ambiente político de certidumbre y propicio para la tan anhelada generación de confianza en los inversores y productores, así como de la ausencia de una institucionalidad adecuada y funcional, al igual que de una política económica integral estimuladora de la actividad económica, han jugado en contra de una recuperación económica sostenida.
Por su parte, a raíz de los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, dados a conocer tanto por los órganos del Estado, el gobierno nacional y la oposición venezolana, no cabe duda que la mayor parte de la economía nacional se enfrentará a una nueva fase de incertidumbre. Por ello, resulta sensato y racional pensar que muchos actúen en el contexto del “wait and see” (esperar y ver) para visualizar cómo se decantará finalmente el panorama político y así tomar mejores acciones y decisiones, por aquello de que los capitales son temerosos ante situaciones inestables/inciertas. Esto es válido dadas las aparentemente firmes e irreconciliables posiciones que mantienen los actores del proceso electoral y las presiones internacionales que se han venido produciendo y que se estima se incrementaran aún más.
Sin embargo, habrá también aquellos (seguramente los menos) que asuman riesgos y decidan apostar por realizar nuevas inversiones y expandir sus producciones independientemente del desenlace que se produzca en la pugna por los resultados electorales, pues entenderían que podrían tomar ventajas en cualquier circunstancia.
Como en todas las decisiones en la vida y en general: si el inversionista/empresario se adelanta y asume riesgos, puede ser que la jugada le salga bien; pero también que le resulte mal. Lo mismo ocurriría si no se toman riesgos, ya que se puede ver “pasar el tren” y que otros más arriesgados tomen ventaja de la coyuntura. Para ambos casos, hacer pausa y “wait and see” aplica,…con consecuencias que pueden ser beneficiosas pero también perjudiciales para los tomadores de decisiones. De allí la incertidumbre.
No obstante, en el nivel microeconómico las oportunidades y los riesgos que se presentan para los distintos sectores económicos pueden ser muy diferentes, por lo que, obviamente, cada quien en su área de negocios deberá evaluar la situación y tomar decisiones. En todo caso, no hay recetas preestablecidas ni únicas.
Pero lo que sí parecería cierto es que la incertidumbre puede abrir más oportunidades para actores en la actividad informal y para los emprendedores, con todo y sus riegos. Esto es cierto en razón de que sus actores normalmente se enfrentan a su supervivencia como individuos; no necesariamente así se presentaría la situación para los grandes y medianos inversionistas y empresarios.
Ahora bien, pensando en el bienestar del país como un todo, ¿Cuál es el problema mayor?… Pues que en medio de las disputas e incertidumbre está el ciudadano común, el de a pie, el que espera oportunidades para surgir y tener una vida mejor. Es a él a quien se le debe respeto y consideración. Mientras la economía no tenga un horizonte prometedor, pocas serán las oportunidades para ese ciudadano.
Por lo pronto, la racionalidad económica en las actuales circunstancias parecería sugerir una respuesta afirmativa en favor de una decisión de inversión de “wait and see”, hasta tanto se esclarezca el panorama nacional. Esto garantizaría la tan necesaria racional redituabilidad de las inversiones para la construcción de un futuro de crecimiento económico continuado y sostenible en beneficio de sus ciudadanos, y que revindique el ingreso de los trabajadores de manera permanente.